Estampas de feria, 1

El final de las vacaciones de verano supone un cambio brusco con el inicio del trabajo a primeros de septiembre, si bien en Úbeda ese cambio se vive de una manera amortiguada a la vista de la cercanía de la Feria, cuyo período de pre-feria se inició prácticamente con la festividad de nuestra patrona la Virgen de Guadalupe, el día 8 de septiembre, y su despedida oficial unos días después en el mítico molino de Lázaro, donde Francisco José Cayola Cortés le dedicó el último “adiós” hasta el año que viene, ante autoridades y gran concentración de devotos. Los más “intrépidos”, revestidos de espíritu romero, acompañaron a la Patrona hasta el santuario del Gavellar, donde, con horas de antelación, miles de personas se acomodaban buenamente buscando las sombras del paraje; o copaban los bancos del pequeño templo, viejos e incómodos pero muy solicitados para reponerse de la fatiga y recibir a la Virgen “a buen recaudo”, al tiempo que se apoderaba del sagrado lugar un murmullo un tanto irreverente pero inevitable. Un grupo de caballistas puso una bonita nota de garbo y distinción a la romería y nos recordó la ausencia de carrozas como un reto que debe asumir la Hermandad, promoviendo con algo de imaginación este tipo de participación entre los fieles devotos de la Virgen, sobre todo en la juventud que demuestra su mejor disposición año tras año con su gran asistencia.
Los cohetes, a los que tan dados somos en la Ciudad de los Cerros, dan su grave tono a la romería y marcan por otro lado el pistoletazo inicial a una sucesión de eventos, estampas de feria, que se irán dando la mano para no finalizar hasta el día 4 de octubre (este año el 5) festividad de san Francisco. En todo este tiempo un amplio catálogo de contenido lúdico y deportivo cubre gran parte del programa. Pero voy a referirme a unos cuantos acontecimientos especialmente singulares por la incidencia que tienen en la población ubetense, bien sea por su carácter social, económico o cultural.
Así, nos encontramos con la feria de la Maquinaria, sustituta de nuestra antigua y prestigiosa feria de Ganado, la principal actividad económica de aquellas ferias de san Miguel , que se celebraba en las calles Carolina, del Pilar y en las eras próximas de la ermita del Paje; posteriormente se ubicó en las eras de san Marcos y “ejidos colindantes”, según rezaban los programas de feria. La actual feria de la Maquinaria ha recogido el testigo, así como el impulso de los tiempos y de las nuevas tecnologías. Hoy es una acreditada muestra reconocida nacionalmente y aunque está plenamente consolidada no debe bajarse la guardia e ir mejorando todos los aspectos de la misma, incidiendo en los pequeños y a veces no tan pequeños detalles. En este sentido hay que decir que los accesos a la misma han tenido una señalización deficiente, habiendo visitantes que han tenido que ir casi a Baeza para cambiar de sentido y poder entrar. Cierto que las obras de la autovía han perjudicado, por eso habría que haber redoblado el cuidado. Y asimismo sería de desear mayor difusión; faltan carteles que informen de algo tan simple como es el nombre de la Feria, su ubicación y los días de celebración, colocados estratégicamente por toda la comarca.
En cuanto a la feria de la Tapa, al fin se ha encontrado el lugar adecuado. Diez años han costado su hallazgo, y han sido necesarias unas obras en el paseo del Mercado para ponerse a buscar y encontrar lo deseado. Los vecinos deben estar como si les hubiera tocado la lotería y esperan que una vez terminadas las obras, que han hecho posible ese sueño del desplazamiento, no se vuelva “a las andadas”. También decir que si, en la actual ubicación, se cierra el acceso de la entrada que viene de la Fuente de las Risas, es necesario señalizarlo al principio de la calle, porque es una broma de muy mal gusto subir de noche toda la cuesta para que al final te encuentres con una alambrada en las narices, y encima ver cómo cuatro cafres irrespetuosos blincan la alambrada, a pesar de la oposición de la vigilancia, mientras que las personas honestas deben volver por sus pasos.
El auditorio del Hospital de Santiago fue el magnífico escenario donde tuvo lugar el pregón Taurino de María del Carmen Ruiz Ara. Un pregón que incidió en maestros famosos que pasaron por Úbeda desde la inauguración de la plaza en 1847, así como los toreros ubetenses y el actual cartel de Feria. Todo ello adornado a intervalos de pasodobles. Un pregón alegre, dinámico, y lo que es más importante, puntual, correcto y minucioso. En cierto modo rompió con los pregones al uso, que a veces resultan demasiados largos y repetitivos.

Manuel Almagro Chinchilla

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