Cementerio del Paseo Mercao

Créanme que hoy me cuesta un enorme esfuerzo escribir después de haber visto el desastre cometido en la remodelación urbanística del Paseo Mercao. Produce desolación y una profunda pena, que llega hasta lo mas hondo del alma de cualquier buen ubetense, contemplar el resultado de las obras y en lo que ha quedado convertido nuestro entrañable y más popular paseo ubetense.

Suele ocurrir, a veces en la vida, que uno se arrepiente de haber inducido a otros a que hiciesen algo de provecho. Es el pesar que siento de haber criticado al actual equipo de gobierno ubetense del Partido Socialista por su escasa actividad en materia de Urbanismo, poca si lo comparamos con el dinamismo desarrollado en la legislatura precedente. Después de haber visto esta extraordinaria torpeza urbanística, perpetrada con nuestro querido y frecuentado Paseo Mercao, sólo cabe animar a los miembros del equipo de gobierno socialista a que se estén quietos. No hagan nada, por favor: Úbeda, la Historia y el Renacimiento se lo agradecerán. Al menos no seré yo quien les critique, en adelante, su falta de acción, aunque sí les pediría que conserven tal como está lo que se han encontrado hecho, si no es mucho pedir, hasta ver si vienen tiempos mejores. “No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante”, decía mi abuelo

Es cierto que los responsables directos de las obras, de éstas y de todas, han sido y son los políticos. A la vista de los resultados no hace falta preguntarles qué piensan de este atentado urbanístico, su proceder les ha calificado: “por sus obras los conoceréis”, decía mi abuela.

También me gustaría pensar que en la concejalía de Urbanismo deben existir técnicos que habrán intervenido, asesorando, en la ejecución del proyecto, siendo, por tanto, co-responsables de este aborto urbano. Sería interesante conocer, de estos urbanistas, qué piensan del pavimento de granito con el que han dotado a la totalidad de la obra. Causa estupor ver nuestro querido Paseo Mercao con esos horribles bancos de granito, fríos, adustos y repelentes, como lápidas de un cementerio, además de peligrosos para la seguridad de los ciudadanos por sus aristas y vértices pronunciados. Qué pena de Paseo, qué pena de urbanistas.

Es un escandaloso impacto negativo que debe ser corregido a la mayor brevedad. Es una obra de cantería, dentro de toda la monumentalidad del Patrimonio Úbeda-Baeza, en la que no se ha empleado la piedra arenisca tradicional de nuestro entorno, nuestra piedra dorada y cálida de “El Renacimiento que mira al Sur”.No se ha empleado la piedra con la que está hecha todos nuestros monumentos y donde se sustenta la base de la declaración de Patrimonio de la Humanidad de Úbeda y Baeza, algo de lo que tanto presumimos con razón, aunque ya no sé si tendremos la misma razón para seguir presumiendo de algo. Qué pena de Úbeda y qué pena de gobernantes.

Cómo es posible que se instalen esas horribles, antiestéticas y peligrosas fuentes para beber agua, metálicas, con aristas y filos pronunciados y vértices puntiagudos, con gran riesgo sobre todo para los niños que suelen jugar y corretear alrededor de ellas, disputándose el puesto para beber agua. Atención madres, padres y cuidadores de niños que lleven a jugar a sus infantes al Paseo Mercao, extremen la vigilancia. El mobiliario urbano en todos lugares de uso público debe carecer de remates peligrosos.

Toda la obra es un auténtico despropósito: drenaje y desagües deficientes que llenan de aguas residuales las escalerillas de acceso, adoquines sueltos en los alcorques de las palmeras a disposición de cualquier desaprensivo, faroles de aluminio pintados en sustitución de los de artesanía ubetense, que han sido desmontados. Es un atentado en toda regla a la monumentalidad no sólo de Úbeda, también de Baeza puesto que la declaración de Patrimonio de la Humanidad es conjunta y afecta a las dos ciudades por igual. Por eso sería conveniente saber qué opinan los baezanos y su alcalde, Leocadio Marin, sobre semejante disparate y si es posible que nos echen una mano para evitar estos desmanes.

También sería interesante conocer la opinión de Joaquín Sabina, que nació y se crió en una de las casas del Paseo y se sirvió de él y de sus bancos como escenario de los primeros balbuceos artísticos y forjaron la personalidad del mejor cantautor de la canción española. Conocido es del cantante “su cariño, su interés y su alta sensibilidad” hacia el patrimonio histórico de su pueblo, tal como lo demostró en el caso de la Plaza de San Lorenzo. Quizás tenga preparado Sabina algún epitafio para este cementerio, para colgarlo en una esquina de la plaza.

Interesante debe ser también conocer la opinión de la asociación “Plaza Vieja”, que se subtitula (irónicamente) “Asociación en defensa de Úbeda Patrimonio de la Humanidad”, ¿qué clase defensa y de qué patrimonio? De ella no ha trascendido ninguna manifestación ni declaración en torno a este desastre urbanístico. Si a estas alturas alguien no conoce todavía las simpatías políticas de esta asociación, tiene motivos más que suficientes para salir de dudas.

Señor alcalde de Úbeda: Esta es la segunda gran obra suya hecha en el casco histórico y de la que creo debe sentirse bastante orgulloso. La primera fue el aparcamiento de la plaza de la Torre del Reloj, cuya contemplación dan ganas de llorar. Las dos obras llevan el inconfundible sello de un gobierno de “progreso”. A pesar de ello sería conveniente colocarles su correspondiente placa de inauguración para dejar constancia del “glorioso” acontecimiento y hacer saber a la posteridad el nombre del verdadero autor de este impagable legado.
En fin, señor alcalde, dos medallas con las que puede usted presumir sin ningún rubor.
¡Enhorabuena!.

Manuel Almagro Chinchilla