Precisiones sobre topos… y otras
Me gustaría con este escrito habilitar de nuevo el
Rincón del Café. Me encanta el aroma y me fascinaron sus tertulias, y no tengo
la menor inquietud de ir al “ más allá de… ellas”
Un interesante artículo, todos los suyos son, de Blas
Francisco Lara Pozuelo, “Los dogmatismos”, lo inicia refiriéndose
metafóricamente a la existencia del topo:…
que vivió siempre bajo tierra, nunca pudo contemplar el día, ni el claro cielo,
ni la vegetación, ni el sol. Pero ese topo científico registraba las
variaciones de temperatura. Así descubrió las estaciones que se iban
alternando. Y se aventuró a formular las hipótesis más delirantes para explicar
las estaciones.
Captado el sentido metafórico, no obstante, quisiera
aportar algunas precisiones, sin ánimo de plantear ningún dogmatismo: Si el
topo tuviera capacidad de formular hipótesis, hace tiempo que hubiera dejado de
ir arañando por el subsuelo, ya hubiera ido a la Luna y estaría a punto de
lanzarse a la conquista de Marte. Estamos donde estamos, -los hombres-
precisamente, porque nos hemos arriesgado a “franquear el límite de lo
inmediatamente dado, de lo propio de una disciplina”; porque hemos trabajado
sobre hipótesis (“casi” siempre), que luego resultaron equivocadas (“casi”
siempre) El ser humano ha progresado porque, entre el cúmulo de errores y
fracasos cosechados, siempre ha habido algún excepcional acierto.
Delante de la inmensidad del universo, los hombres nos
hayamos en una situación comparable a la de los topos; pero no hacemos lo que
ellos, tenemos poder de decisión y no queremos seguir arañando la tierra, vamos
plantear hipótesis y vamos a correr el riesgo de ir más allá de lo conocido,
como siempre. Tenemos el irrefrenable afán de ir al “más allá de…”, como si
tuviéramos proyección de infinito.
La ciencia no podrá demostrar la existencia ni la
inexistencia de Dios pero es fundamental para avanzar, aunque no exclusivamente;
para ello hace falta el impulso vital, el acto voluntario “exclusivamente
humano” de la decisión.