Día del Stock

Ráfagas

El llamado Día del Stock ha propiciado la puesta de largo de la calle Nueva tras la remodelación urbana a la que ha sido sometida últimamente. Su éxito ha supuesto la aprobación jubilosa y unánime de ubetenses y forasteros de unas obras que se han hecho esperar largos años. Mucha falta hacía.
Menos mal que no ha habido ninguna oposición al proyecto, al estilo de aquella desaprobación escandalosa y bullanguera (con cantautor incluido) que cosecharon en su día las obras de nuestra querida Plaza de San Lorenzo, con la excusa de que “perdía su viejo sabor”. Y no es que no haya perdido la Calle Nueva su viejo sabor, que lo ha perdido: sus arbolillos con los alcorques descuadrados y picudos, con aristas pronunciadas, verdaderos mamotretos rompe espinillas; sus peculiares aceras de cemento parcheado con baldosines hexagonales; sus coches apretujados en asfixiantes hileras que sofocaban el ambiente… Todo, entrañablemente cutre y pueblerino, ha dado paso a un nuevo aire cosmopolita, acorde con la pretendida titularidad de Capital Comercial de la Loma. Un cambio, cuyo proyecto, hubiera levantado algo más que suspicacias, incluso el vuelo de algún “par de pájaros”, si el signo político en el Palacio de Las Cadenas hubiera sido el mismo que cuando ocurrió lo de la plaza de San Lorenzo.
En cualquier caso, bienvenidos al sentido común y felicitaciones incluso a los detractores, que los ha habido, paradójicamente, entre los directamente beneficiados: los comerciantes, aunque pocos y entre los más veteranos, quienes, parece ser, ya han dado todas la batallas y descansan plácidamente contemplándose el ombligo con actitud de desgana a coger el tren de la modernidad y el cambio.
El Día del Stock ha sorprendido gratamente hasta a los organizadores. No se conocía una concentración humana tan densa en un sábado cualquiera desde hacía cincuenta años, de cuando los mejores tiempos del mal, o bien, llamado “tontódromo”.
Aunque el éxito se veía venir, faltaba la confirmación práctica. Ahí está.
Se debe recuperar la capitalidad comercial de La Loma, la provincial ya se perdió, si es que la tuvimos alguna vez. Tenemos el marco comercial adecuado, la infraestructura idónea, sólo falta el empuje humano, “tirar del carro”
El Día del Stock no debe ser un hecho aislado, hay que pedir su continuidad. Una convocatoria semanal bien sea con esa o con otra denominación o motivo. Úbeda tiene un gran potencial en el comercio y la experiencia nos acaba de demostrar que su comarca está esperando a que se la convoque con cualquier excusa para venir de compras. Es una oportunidad que debe ser debidamente encauzada y aprovechada. En cualquier caso, ya nos queda la evidencia de que abrir el comercio los sábados por la tarde no es un mal negocio del todo.

Manuel Almagro Chinchilla

Ecobarómetro en Úbeda

El Parque Norte aloja hasta el próximo día 25 de abril una exposición con dieciséis paneles informativos sobre el Medio Ambiente en Andalucía. Se trata del Ecobarómetro, una iniciativa a nivel europeo que tiene la misión de dar conocer la conciencia ambiental de la ciudadanía andaluza desde distintas perspectivas, tales como la incidencia en el Desarrollo Urbanístico, los Residuos Sólidos Urbanos, el Ruido, la problemática del Agua, el Cambio Climático, las Energías Renovables, el Ahorro Energético, los Incendios Forestales, los Espacios Naturales Protegidos, el Reciclaje, la Movilidad Sostenible, etc.
Para quienes somos amantes de la Naturaleza la visita resulta muy ilustrativa y altamente interesante. Todo me parecía de lo más loable desde cualquier punto de vista que lo iba mirando. Pero pronto fui víctima de una enorme decepción por la contradicción que supuso contemplar cómo los jardineros del parque, provistos de sus reglamentarias caretas antigases, a escasos metros de los paneles informativos, donde se conciencia a los ciudadanos sobre la peligrosidad de los vertidos tóxicos, ellos hacían radicalmente lo contrario: empleaban herbicidas para eliminar plantas no deseadas de los jardines. Es difícil de entender y resulta totalmente intolerable que en un parque público, del que se sirve la ciudadanía para recreo y disfrute de pequeños y mayores, se empleen productos tóxicos para el tratamiento habitual en labores de jardinería. Todo el encanto de la exposición se vino abajo con esa actitud. ¿Cómo puede la Administración concienciar a los ciudadanos sobre la necesidad de la conservación del Medio Ambiente y al mismo tiempo actuar de forma radicalmente opuesta a lo que pregona? Al menos en un espacio frecuentado por personas, se impone erradicar definitivamente estas prácticas nocivas para la salud y sustituirlas por operaciones manuales utilizando herramientas de jardinería, con lo que se conseguiría crear empleo del que tan necesitado está el municipio.
Tampoco sería mala idea trasladar dicha exposición a las Eras del Alcázar, allí no entraría en colisión con las inexistentes prácticas de jardinería que, obviamente, no lleva a cabo el Ayuntamiento y además formaría parte del plan para dinamizar el casco antiguo de la ciudad, en el que está empeñado el Ayuntamiento. Todo es cuestión de imaginación y de querer poner cada cosa en su sitio

Políticos en elecciones

Hasta nueve formaciones políticas medirán sus dotes de convicción en la ciudadanía ubetense para recaudar votos en las próximas elecciones municipales. Se ultiman programas electorales, se cierran listas de candidatos, se hacen presentaciones y el ambiente queda envuelto con el tufillo de la precampaña electoral. Difícil se lo ponen al elector, que debe decantarse por alguno de los programas que se ofertan, y ya me cuidaría yo de aconsejar a nadie qué partido votar. Haberlos “haylos” para todos los gustos; algunos, incluso, con un abultado currículum de realizaciones a sus espaldas, que no es adecuado exponer en este momento. Prefiero, en aras de la brevedad, destacar los rasgos menos favorables que les caracterizan. No me gusta el socialismo de derechas, porque, para ese viaje, ya tenemos a la derecha auténtica. Tampoco me gusta el socialismo de los que se dicen de la “verdadera izquierda”, porque no me gustan las empresas públicas, ni las estatales, ni las municipales, ni las municipalizadas, ni todas aquellas a las que puedan llegar los largos tentáculos de la Administración en cualquiera de sus niveles. No me gusta la autoproclamada “izquierda católica”, que sigue prometiendo el salario mínimo interprofesional para el alcalde y concejales. Si esa es la proyección salarial en el horizonte político, la igualdad en la pobreza, me gustaría saber con qué motivación se va a trabajar en el Ayuntamiento. La solución no es repartir miseria, sino crear riqueza, algo que sería interesante aprender. No me gustan los nacionalistas, desde que oí a una de sus dirigentes, en un mitin en la plaza de Santa María, decir que a ellos no les gustaba la bandera de España. Mire por donde, a mí, la que no me gusta es la de Andalucía, porque todo el fervor patriótico que me mueven las banderas está en la viveza de sus colores, y la de Andalucía los tiene bastante apagados; una pena con el sol y la pasión que nos quema. Pero para hablar de pasión, la que nos levanta el eslogan: “Pasión por Úbeda”. Yo añadiría “Patrimonio de la Humanidad, Ciudad de Semana Santa y Viva la Virgen de Guadalupe”, y así todos tan contentos. Mire usted, ya tuvimos una Pasionaria que terminó desfogando sus ardorosos devaneos políticos en el exilio de la gélida estepa de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La pasión no es buena consejera, ni siquiera en política donde al parecer se admite todo. La pasión nos zarandea, nos saca de quicio, nos lleva de un extremo a otro y al final termina conduciéndonos a la cruz o a la cama.