"Haremos más"

Publicado el 22/11/2008 en "Úbeda Información"

A estas alturas de la legislatura municipal, cuando se han rebasado los dieciséis mese de las elecciones que otorgaron el mandato al actual equipo de gobierno socialista, observamos con bastante decepción cómo los peores augurios se van cumpliendo inexorablemente. Me refiero al más que probable incumplimiento de las promesas hechas en el programa electoral que un famoso eslogan lo resumía con estas palabras: “Nosotros haremos más por Úbeda”. Con los 30 meses que restan de legislatura es materialmente imposible cumplir con promesas, entre las que quiero resaltar como más importante y necesaria la urbanización de las calles Mesones, Nueva, Sagasta, Sacramento y calle Ancha. Ha transcurrido prácticamente un tercio de la legislatura y sólo se ha urbanizado la mitad de la calle Ancha. Muchos ubetenses nos preguntamos si estará acabada para Semana Santa, porque todo parece indicar que no será fácil; y si es así, qué medidas se van a tomar de cara al itinerario tradicional de los pasos de las cofradías porque podría ocurrir que se tuviera que adoptar un itinerario distinto al tradicional. Confiemos que al final las obras se acaben.
Pero sigamos repasando algunas de las promesas más sonadas contenidas en aquél famoso eslogan, “nosotros haremos más”, de cuyo significado muchos no quieren ni acordarse. Recordemos la prometida solución a la Academia de la Guardia Civil, o la apertura de Santa María, o el bulevar Úbeda – Baeza. Pero la promesa más exótica es el famoso proyecto del Tranvía de la Loma, que algunos, con una incredulidad intencionadamente humorística otorgaron el título un tanto películero de “Un tranvía llamado deseo”. Así, este pequeño ferrocarril de “vía estrecha”, más estrecho e incierto que la voluntad política de sus promotores, viene a sumarse a otras dos grandes “verdades” nunca cumplidas: la apertura de Santa María y la Academia. ¿Cuántas votos se han ganado con esas promesas sin cumplir?, El Tranvía es otra “verdad” más de las que gustan cumplir con toda celeridad los socialistas. De momento ya se ha encargado el estudio geológico del trazado y la valoración de las expropiaciones. Cuando concluya este proceso habrá que redactar un proyecto y superar todas las alegaciones, correcciones y modificaciones. Luego habrá que prever y buscar el dinero, y finalmente hay que tener interés y voluntad política de hacer la obra, porque con la recesión económica que tenemos (de la que se ha enterado Zapatero por los periódicos) el mencionado Tranvía puede convertirse en algo parecido al cuento de la Lechera. Pero bueno, ya son tres “grandes promesas” que van a dar mucho juego electoral a los fieles e incondicionales votantes socialistas, porque nadie más se lo cree. Se suele estar muy presto a la hora de lanzar promesas a los cuatro vientos, para luego mostrarse muy remiso a la hora de cumplirlas. “Nosotros haremos más por Úbeda”, pocos creyeron en él por dos importantes motivos. Uno, porque era bien conocida la escasa capacidad de gestión de quienes hacían tal promesa, según tienen demostrado en legislaturas anteriores. El otro motivo, porque sería imposible superar el volumen de obras desarrollado a lo largo de la Legislatura del Partido Popular y Partido Andalucista; eso es de justicia reconocerlo: Úbeda ha tenido en Francisco Mendieta al mejor gestor urbanístico en toda la historia de la democracia. Y ese éxito es muy difícil de digerir por los partidos “progresistas” de nuestra querida Capital de la Loma, que si en algo se han destacado ha sido en todo menos en progresar. Pero la promesa electoral estaba ahí, “haremos más”, como un señuelo para captar votos, pero nada más. Ya lo dijo un conocido líder socialista alcalde Madrid, Tierno Galván, el viejo profesor “Las promesas electorales se hacen para no cumplirlas”, y parece que sus pupilos ubetenses han seguido la máxima a la perfección.
Pero como el que no se conforma es porque no quiere, hoy desde aquí no quiero destacar la escasa actividad y de obras del equipo de gobierno municipal. Quiero ser más modesto, pero no menos exigente y pedir lo que la mayoría de los ubetenses añoramos: Unas calles limpias y sin excrementos de perro, eliminar las pintadas, despejar los monumentos de coches mal aparcados, combatir con eficacia a las palomas, cuidar las zonas ajardinadas, pintar los pasos de cebra y agilizar las obras comenzadas. No se trata de grandes proyectos, se trata sencillamente de conservar lo que otros hicieron: “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas de feria (San Miguel)

El día 29 de septiembre a las diez de la mañana, la iglesia de San Miguel de los frailes carmelitas descalzos, se queda pequeña para el oficio religioso con motivo de la festividad del arcángel patrón de Úbeda, las primeras autoridades locales, civiles, militares y eclesiásticas, así como representantes de las distintas cofradías, ocupan la zona reservada en la nave principal del templo. Oficia la solemne eucaristía, fray Héctor Cácerez; concelebran varios párrocos de la ciudad y el clero ubetense que abarrota el templo, mientras un elevado número de personas ocupa la pequeña plaza exterior del recinto. La agrupación coral “Virgen de Guadalupe”, bajo la dirección de Alberto Navarrete Andujar, acompaña la ceremonia desde el coro con las mejores interpretaciones de su repertorio para tan solemne ocasión: “Canticorum Iubilo”, de Haëndel; “Misa de San Miguel”, de Enrique Báez; “Pan Divino”, del maestro Guerrero; “Panis Angélicus”, de César Frank; y “Cantata, Oh Señora”, de J. S. Bach. En suma, una Eucaristía conmovedora y altamente participativa a la que le sigue la procesión, esplendorosa también, por las procesionales calles de Úbeda.
Se rememora así la reconquista de Úbeda a las huestes musulmanas, acaecida en el año 1234, un día de San Miguel Arcángel, 29 de septiembre. Doscientos cincuenta años más tarde, los Reyes Católicos instauran la feria; se cobra el derecho de registro a los ganados, por lo que la feria de San Miguel era una famosa muestra ganadera. Alcanzaron tanta celebridad que a ellas concurrían labradores y ganaderos de toda Andalucía, convirtiéndose en 1813 feria en de todos los ganados, víveres, comercio, quincallería, platería y demás efectos para el consumo y uso de toda clase de personas. Desde entonces se ha venido celebrando ininterrumpidamente hasta nuestros días.

No muy distante queda en el tiempo el año 1998, cuando un hombre, Eduardo Jiménez Torres, tenaz y perseverante devoto de nuestro arcángel Patrón, crea el “Grupo Parroquial de San Miguel”, que ahora él mismo preside, con la decidida intención de rescatar de la languidez en la que se encontraba la festividad religiosa y la figura del patrón de Úbeda. No escatima tiempo y esfuerzos, valores no siempre estimados en su justa medida. Le da realce a la fiesta religiosa involucrando a autoridades y a cofradías. Instaura la procesión del Patrón por las calles de Úbeda en el año 2000, con una imagen hasta entonces prácticamente desconocida que se encontraba en el santuario del Gavellar. Llama a las puertas de las cofradías y a las de distintas entidades comerciales y religiosas en busca de recursos materiales. Organiza festivales a los que acuden a actuar desinteresadamente destacados actores y grupos locales, respondiendo el pueblo de Úbeda con una más que mediana asistencia. En 2006, el Grupo Parroquial, estrena imagen propia de San Miguel; autor: el joven escultor ubetense Alfonso Ruiz Esteban, así mismo un trono nuevo desplaza a las andas que hasta entonces se usaban.
Cada año, Eduardo Jiménez, aporta una novedad para engrandecer la fiesta de San Miguel. Como toda feria que se precie de tal, no pueden faltar los caballos, el pasado día 29 de septiembre, la novedad fue un grupo de caballistas el que, como colofón, puso el broche de oro final a la procesión de nuestro venerado Patrón, el arcángel San Miguel.
Las próximas metas a alcanzar son, disponer de una sede propia para el Grupo Parroquial y urgir a las autoridades municipales la reposición de la imagen de San Miguel en la fachada del Conservatorio de Música, antiguo Ayuntamiento, donde se encuentra también la imagen de San Juan de la Cruz, copatrón de Úbeda.
Mucho es lo que le debe Úbeda entera a este hombre entregado a su pueblo, que ha engrandecido su fiesta principal, la que da origen a su la tradicional Feria. Necesario es por el bien de Úbeda que reciba una justa correspondencia.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas de feria, 2

Tras los acontecimientos festivos y culturales de pre-feria referidos en el capítulo anterior, entramos oficialmente en la Feria con la lectura del Pregón oficial el día 26, que tuvo como escenario el magnífico Auditorio del Hospital de Santiago, corriendo a cargo de Alberto Sanfrutos, presidente de la asociación Plaza Vieja, persona de reconocida valía y consideración, que ha llevado a Úbeda a las más altas cotas de popularidad en un programa de televisión de todos conocido. El Pregonero en su alocución rompió con todos los modelos precedentes de los pregones al uso para una feria, de la que dijo que no le gustaba la fiesta en la que se ha convertido. En este sentido destacó aspectos negativos, como “agobios, “ruidos” “atascos”, “imitación a la feria de Sevilla”, “paseos de caballos con sus correspondientes boñigas”, o puntualizaciones como que “san Miguel no es el santo de su devoción”, o que no pisa la feria desde hace muchos años, o que tampoco le gustan los toros. Fueron hitos un tanto sombríos que le acotaron el discurso conduciéndolo a esos días festivos del año 1970, cuando contaba con 12 años. Tampoco es que ambientara de entusiasmo esta parte de su intervención, que la inició aludiendo a dos sucesos luctuosos acaecidos en aquel año: la muerte de Janis Joplin y la guerra de Biafra, para continuar describiendo las penas, más que la gloria, de las ferias de aquel tiempo. Un discurso jalonado con alusiones a la “represión franquista”, al “consejo de Burgos”, a la “actuación de la policía secreta con gabardina” o a la Eta, entre otros episodios negros de nuestra memoria histórica más reciente, cada año más lejana pero cada vez más presente en nuestra cotidianeidad. Puede que su discurso sea un buen documento literario, interesante incluso desde el punto de vista psicológico, pero un poco tétrico e inadecuado para una feria de san Miguel. Menos mal que al final, pese a la incoherencia, incitó a los asistentes a que fueran a la feria “a divertirse”, jugando un poco el papel del marqués de Araña, “que embarcaba a la gente y él se quedaba en España”.
Marcelino Sánchez se enjugaba el mal sabor de boca al día siguiente en el balcón del Ayuntamiento, mostrando una sonrisa de oreja a oreja con el izado de las Banderas a los acordes de los himnos respectivos; mientras, en la Plaza, hervía la chiquillería y zangalitrones ante una maravillosa cabalgata de gigantes y cabezudos que esperaba el pistoletazo de salida de ¡viva san Miguel! para iniciar el recorrido. Lástima que en medio del itinerario fuera “pasada por agua”. Una inmerecida suerte, por segundo año, para los ubetenses y sobre todo para el concejal de Fiestas porque si hay alguien que vale en este deficiente equipo de gobierno ese es Jerónimo. Seguidamente tenía lugar la apertura del Real de la Feria con el encendido del alumbrado, 80.000 vatios, que han quedado reducidos considerablemente con el empleo de luces de bajo consumo. No han faltado quejas por la supresión del alumbrado en otras calles que habitualmente lo han tenido, pero todo sea “por el ahorro y la buena economía”; veremos si se nota y hay dinero para poner rótulos a las calles y números a las casas, como en todos los pueblos, o pintan los pasos de cebra, sin olvidar la señalización de los accesos al hospital San Juan de la Cruz. Aunque si en todo esto tiene algo que ver Clemente podemos despedirnos, ya que donde pone la mano o echa la vista el conflicto está asegurado; y si no que se lo pregunten a los miembros de la Policía Local que fueron los verdaderos protagonistas en la inauguración de la famosa Pasarela de acceso al ferial, con la monumental pitada y abucheo que le tributaron a Marcelino y a Clemente, más a Clemente que a Marcelino, cuando procedieron a la apertura de dicha vía, a la que asistieron las primeras autoridades provinciales. Todo un espectáculo dantesco ganado a pulso por un concejal incompetente con múltiples competencias.
El Hospital de Santiago volvió a albergar el Certamen Comercial La Loma en su XXII edición, con un brillante éxito que excedió todas las expectativas creadas. Aunque sigue siendo una temeridad permitir el acceso a los vehículos de carga y descarga al patio de columnas, no ya por lo indecoroso e inapropiado de la operación en ese lugar sino por el peso que debe soportar un pavimento que no fue proyectado para esos trabajos y por el riesgo que entraña para las columnas una posible y más que probable falsa maniobra del mejor conductor de turno

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas de feria, 1

El final de las vacaciones de verano supone un cambio brusco con el inicio del trabajo a primeros de septiembre, si bien en Úbeda ese cambio se vive de una manera amortiguada a la vista de la cercanía de la Feria, cuyo período de pre-feria se inició prácticamente con la festividad de nuestra patrona la Virgen de Guadalupe, el día 8 de septiembre, y su despedida oficial unos días después en el mítico molino de Lázaro, donde Francisco José Cayola Cortés le dedicó el último “adiós” hasta el año que viene, ante autoridades y gran concentración de devotos. Los más “intrépidos”, revestidos de espíritu romero, acompañaron a la Patrona hasta el santuario del Gavellar, donde, con horas de antelación, miles de personas se acomodaban buenamente buscando las sombras del paraje; o copaban los bancos del pequeño templo, viejos e incómodos pero muy solicitados para reponerse de la fatiga y recibir a la Virgen “a buen recaudo”, al tiempo que se apoderaba del sagrado lugar un murmullo un tanto irreverente pero inevitable. Un grupo de caballistas puso una bonita nota de garbo y distinción a la romería y nos recordó la ausencia de carrozas como un reto que debe asumir la Hermandad, promoviendo con algo de imaginación este tipo de participación entre los fieles devotos de la Virgen, sobre todo en la juventud que demuestra su mejor disposición año tras año con su gran asistencia.
Los cohetes, a los que tan dados somos en la Ciudad de los Cerros, dan su grave tono a la romería y marcan por otro lado el pistoletazo inicial a una sucesión de eventos, estampas de feria, que se irán dando la mano para no finalizar hasta el día 4 de octubre (este año el 5) festividad de san Francisco. En todo este tiempo un amplio catálogo de contenido lúdico y deportivo cubre gran parte del programa. Pero voy a referirme a unos cuantos acontecimientos especialmente singulares por la incidencia que tienen en la población ubetense, bien sea por su carácter social, económico o cultural.
Así, nos encontramos con la feria de la Maquinaria, sustituta de nuestra antigua y prestigiosa feria de Ganado, la principal actividad económica de aquellas ferias de san Miguel , que se celebraba en las calles Carolina, del Pilar y en las eras próximas de la ermita del Paje; posteriormente se ubicó en las eras de san Marcos y “ejidos colindantes”, según rezaban los programas de feria. La actual feria de la Maquinaria ha recogido el testigo, así como el impulso de los tiempos y de las nuevas tecnologías. Hoy es una acreditada muestra reconocida nacionalmente y aunque está plenamente consolidada no debe bajarse la guardia e ir mejorando todos los aspectos de la misma, incidiendo en los pequeños y a veces no tan pequeños detalles. En este sentido hay que decir que los accesos a la misma han tenido una señalización deficiente, habiendo visitantes que han tenido que ir casi a Baeza para cambiar de sentido y poder entrar. Cierto que las obras de la autovía han perjudicado, por eso habría que haber redoblado el cuidado. Y asimismo sería de desear mayor difusión; faltan carteles que informen de algo tan simple como es el nombre de la Feria, su ubicación y los días de celebración, colocados estratégicamente por toda la comarca.
En cuanto a la feria de la Tapa, al fin se ha encontrado el lugar adecuado. Diez años han costado su hallazgo, y han sido necesarias unas obras en el paseo del Mercado para ponerse a buscar y encontrar lo deseado. Los vecinos deben estar como si les hubiera tocado la lotería y esperan que una vez terminadas las obras, que han hecho posible ese sueño del desplazamiento, no se vuelva “a las andadas”. También decir que si, en la actual ubicación, se cierra el acceso de la entrada que viene de la Fuente de las Risas, es necesario señalizarlo al principio de la calle, porque es una broma de muy mal gusto subir de noche toda la cuesta para que al final te encuentres con una alambrada en las narices, y encima ver cómo cuatro cafres irrespetuosos blincan la alambrada, a pesar de la oposición de la vigilancia, mientras que las personas honestas deben volver por sus pasos.
El auditorio del Hospital de Santiago fue el magnífico escenario donde tuvo lugar el pregón Taurino de María del Carmen Ruiz Ara. Un pregón que incidió en maestros famosos que pasaron por Úbeda desde la inauguración de la plaza en 1847, así como los toreros ubetenses y el actual cartel de Feria. Todo ello adornado a intervalos de pasodobles. Un pregón alegre, dinámico, y lo que es más importante, puntual, correcto y minucioso. En cierto modo rompió con los pregones al uso, que a veces resultan demasiados largos y repetitivos.

Manuel Almagro Chinchilla

Hotel Carmelitas

Publicado el

Una de las más preciadas joyas que tiene Úbeda en sus monumentos es el palacio del Conde de Guadiana, más conocido popularmente como Colegio o Convento de las Carmelitas, por ser ésta la misión que cumplió mientras fue propiedad de la congregación que fundara santa Joaquina de Vedruna. Precisamente en estos días se cumplen los veinte años de su cierre y venta, pasando seguidamente por más de un propietario. El cariño y la admiración con que se mira a este monumento, ya antiguo colegio, por parte de la población de Úbeda permanece en el corazón de los ubetenses, ya que puede afirmarse sin miedo a error que más de la mitad de la población femenina de más de veinticinco años han pasado por sus aulas. Entre estas alumnas, permítanme la incontinencia, quiero mencionar a dos de mis hijas y a mis dos hermanas, una de ellas monja carmelita.
Este monumento renacentista es una auténtica joya del siglo XVI, destacando su torre con profusión de elementos ornamentales con fuerte acento plateresco, de la que no existe parangón incluso más allá de nuestras fronteras y en la que cabe destacar la originalidad, genuinamente ubetense, de los balcones esquinados con bella columna o parteluz de mármol
Los actuales dueños deciden acometer unas obras para adaptarlo a un hotel de lujo, por lo que la totalidad del monumento es cubierto con un “tupido velo”, como consecuencia del cual se logra un doble efecto: 1) Ocultar de la vista de los transeúntes las supuestas manipulaciones imprescindibles a que tiene que ser sometido el edificio durante las operaciones de reestructuración. 2) Proteger a los viandantes de los efectos de posibles desprendimientos de pequeños materiales de obra.
Hasta aquí el proceso se desarrollaba, aparentemente, de manera impecable; hasta que el pasado 21 de mayo y debido a unos desajustes de las obras con respecto al proyecto presentado, el Ayuntamiento de Úbeda, con muy buen criterio, ordena la paralización de las obras. Por tal motivo, técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento y miembros de la Policía Local se personan en el local para hacer efectiva la citada orden, procediendo a la inmediata paralización de las mismas.
El motivo de este artículo no es entrar en todo el entramado legal del cese de las obras, ni exponer los requisitos exigidos para la continuidad de las mimas. Sin duda que deben ser muy interesantes, pero nos llevaría un espacio del que no disponemos.
Los motivos de mi escrito son para denunciar la vergonzosa e impresentable situación en la que ha quedado el monumento; principalmente la torre, que es la que más destaca. El velo, el paño, la tela, o como queramos llamarle, que cubre o que debía cubrir el edificio, no cumple misión alguna, ya que se encuentra hecho jirones bamboleados por el viento. Jirones que no ocultan nada pero tampoco dejan ver con claridad, que no protegen de nada y en cambio pueden ser un peligro si llegan a desprenderse. Causa estupor ver una torre de las más bellas de Europa revestida de harapos a merced del viento. Y sorprende comprobar cómo pasan los días y nadie mueve un dedo para quitar esa indecencia. Y resulta increíble que hayamos tenido un diputado provincial de Cultura y director general de Bienes Culturales, Marcelino Sánchez, actualmente alcalde Úbeda, que tenga ese grado de sensibilidad para permitir esos colgajos en la torre más bella de su ciudad, cuando en sus manos está el poder de solución ordenado una actuación de oficio. Es cierto que las obras son necesarias y está bien que se hagan; pero que se hagan bien en todos sus aspectos. Esos viejos trapos andrajosos deben ser suprimidos ya. Parece de simple sentido común que esa cubierta debe estar en las debidas condiciones: ser, o no ser; es decir, o se pone en condiciones que tape todo y proteja, o se quita toda.
Pero no acaba ahí la cosa, la Caja Rural de Jaén, entidad tan ligada a nuestra provincia y a sus valores económicos y culturales, también participa en esa peculiar “exposición cultural” con un horrible cartelón de enormes proporciones, ante la indiferencia del Ayuntamiento (faltaría más). Un cartelón repelente, brillante, de plástico, que daña la vista doblemente y mi sensibilidad de buen ubetense. Un cartelón con sólo el nombre de la entidad, pero que no informa nada de financiación ni de qué es lo que esta institución de ahorro le liga a la obra. El mismo derecho tiene a anunciarse cualquier otra entidad, Cocacola, Danone o el zapatero de mi barrio. No sé si esta caja de ahorros tiene algún asesor cultural, que lo debe tener; y si es así sería de desear conocer su opinión.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas "ubedíes", 5

Publicado el 21/06/2008 en "Úbeda Información"
Es una pésima imagen, una mala estampa, la que da una ciudad con pintadas. En un sistema democrático, y por consiguiente con libertad de expresión, opinión y manifestación, una acusación a través de una pintada en la pared, como la que se ha hecho al concejal Juan Clemente, no tiene credibilidad alguna para cualquier persona que cuente con un mínimo de sentido común. Las acusaciones serias, graves, debidamente fundamentadas, no se hacen con pintadas sino públicamente con una firma debajo y en el juzgado, además por obligación. No digo que no sea grave esa acusación, que lo es, digo que para mí y probablemente para nadie pueda tener credibilidad alguna; merece la misma credibilidad que cualquier panfleto anónimo hecho con nocturnidad y alevosía. Este hecho ha puesto de actualidad, si es que alguna vez no la tuvo, el asunto de las pintadas y la impunidad con que actúan sus autores. Éstos “grafiteros”, al parecer, siempre llevan las de ganar, nadie los coge, si es que se les persigue, y en este caso se estarán frotando las manos porque al menos han logrado enojar a cualquier persona honesta, a toda la clase política ubetense y muy especialmente a los socialistas. Las pintadas deben ser erradicadas por completo de una ciudad que es patrimonio de la Humanidad. Úbeda debe aparecer con una imagen especial de pulcritud, que denote mimo, preocupación y cuidado. Ahora que al equipo de gobierno le aprieta el zapato debería echar el resto para localizar al responsable o responsables de estas pintadas y llevarlos ante el juez. Con el mismo celo hay que actuar contra los responsables del resto de pintadas y no consentir ni una más.
La política no se hace en las paredes con pintadas, porque sería darle una categoría a los “grafiteros” que no la tienen ni la merecen. No hay que entrar al trapo, hay que perseguirlos como a vulgares y presuntos delincuentes.
Tampoco es que pueda decirse que Juan Clemente esté sometido desde hace tiempo a un “desagradable acoso”, como dicen sus compañeros de partido. Más bien, a lo que está sometido el concejal es a un intenso agobio en gestionar tantas áreas de poder como ha acaparado. Y como entre las virtudes de Juan Clemente, a juzgar por los resultados, no está precisamente la de resolver conflictos, lo prudente y lo aconsejable sería, en beneficio de todos, que dimitiera o que alguien que tenga más poder que él (que seguro lo tiene que haber) que lo cese.

La Bienal de Anticuarios, en su decimotercera edición, también nos ha ofrecido una triste estampa: “fracaso total”, se lamentaban algunos compungidos participantes. A las grandes obras les pasa lo que a la fama, cuesta mucho en conseguirla y, por el contrario, se deshacen en un santiamén. Las quejas eran generalizadas; algunos venidos desde La Coruña, que no creo que los vuelvan a pillar en otra. El revés sufrido ha sido considerable y ha habido quien ha vaticinado que la Muestra está herida de muerte y no levantará la cabeza, si es que la levanta, en muchos años. Se atribuyen varias causas al fracaso: El cambio de la fecha habitual que, aunque ha sido elección de la Organización, quizás no han tenido otra opción al estar el local ocupado por una más que interminable exposición de “Tierras del Olivo”, de cuatro meses de duración. También se cuestionaba la idoneidad del local, por poco espacio. En la edición anterior ya se acusaba un excesivo aglomerado de objetos. A este respecto había que reconsiderar el destinar el antiguo cuartel de caballería de Recría y Doma, (Academia de la Guardia Civil) como el mejor Palacio de Congresos y Exposiciones que pueda tener Úbeda, con un mínimo coste de rehabilitación, dada su infraestructura de grandes naves diáfanas. En cuanto a la propaganda hecha del evento, también ha recibió fuertes críticas, a pesar de que la concejala de Cultura, Elena Rodríguez, dice haberse gastado doce mil euros; pese a ello, la pequeña revista semanal más popular, gratuita, y que llega hasta el último rincón de la Loma, anunciaba en su portada a bombo y platillo la Feria del Caballo de Jaén. Pero bueno, eso se debe, al menos así se le fue explicado a los anticuarios que no daban crédito a lo visto, a un comportamiento típicamente muy “ubedí”.

Manuel Almagro Chinchilla

Cien Artículos, Cincuenta Años . Presentación del libro de Ramón Quesada Consuegra

Publicado el 14/06/2008 en "Úbeda Información"

El pasado día doce de junio tuvo lugar en La Carolina el acto de presentación de un nuevo libro de mi amigo Ramón Quesada Consuegra, “Cien Artículos, Cincuenta Años”. La obra recoge une selección de cincuenta artículos de entre los más de cinco mil que Ramón tiene publicados en el diario JAEN en los últimos cincuenta años (1957 – 2007), de ahí el título. El volumen no difiere en gran medida de otro cualquiera, atendiendo a su formato moderno, pero sí distinto en cuanto a la concepción de su contenido. Si admitimos la conocida sentencia de que “escribir un libro es como tener un hijo”, nos encontramos con una “criatura” que ha estado en gestación durante cincuenta años, y de ahí la excepcionalidad de esta obra.
Decía nuestro paisano Antonio Muñoz Molina, con el pragmatismo que le caracteriza, que “escribir un libro es algo muy complicado”. Bien sabe un escritor, de desvelos, de inspiraciones, de argumentos, del uso de la buena retórica y en general de toda la trama literaria que debidamente ordenados, con la especificidad creativa del autor, da como resultado la finalización feliz del libro, no sin antes, y en la mayoría de los casos, haber cumplido con unos condicionantes de plazos que rinden culto al tiempo y a la fecha, verdaderos Becerros de Oro de la sociedad actual. Son trabajos ímprobos, verdaderamente creativos, que marcan estilo, que definen incluso una personalidad concreta. Son creaciones literarias en las que necesariamente quedan marcados jirones de la propia vida y rasgos personales de su autor. Así, debemos admitir cierta reciprocidad en el sentido de que si el autor crea al libro, el libro define al autor. Los Cien artículos seleccionados, que encontramos en este tomo, son cien expresiones distintas que perfilan la realidad de nuestro mundo más próximo, y nos dan cien veces la oportunidad de ir remarcando la personalidad de su autor. Tuve la suerte y el honor de haber sido designado para realizar la presentación de la obra, así como para hacer la selección de los artículos y les puedo asegurar que no fue fácil elegir sólo cien, de entre más de cinco mil de esos pregones porque siempre te queda el resquemor de haber dejado atrás al más interesante. No fue fácil priorizar sólo cien de esas publicaciones, pero sí enormemente gratificante repasar ese cúmulo de manifiestos que ocupan ocho tomos mecanografiados, dirigidos con puntual periodicidad a la sociedad ubetense, principalmente, con esquemas costumbristas, históricos y biográficos.
Con la prosa que caracteriza al autor, vamos recorriendo cada uno de sus artículos, que obviamente no voy a exponer, pero sí mencionar algunos cuyo simple título puede ser toda una editorial, como el que le dedica a Úbeda y Baeza, “Tómalas y goza, Humanidad” con motivo de la declaración conjunta de Patrimonio, siendo el titular que dio con el mayor placer. O al que se refiere a la desafortunada intervención de la torre de Poniente del Hospital de Santiago, que no se parece en nada a la imagen original, y que publicó con el título “Esta no es mi Torre”. Uno se lo dedica a su amigo Vica, José Villar “A Vica le va la Marcha”. Otro para los feos “Más feos que Picio”. La anécdota también tiene su espacio en la obra, en donde quiero resaltar a “El Gato de Don Francisco”, don Francisco de los Cobos, claro, secretario de Carlos I, y uno de los más brillantes personajes de la historia de Úbeda, quien tenía especial predilección por estos felinos, regalando uno de los de Angora al príncipe de Nápoles, por lo que el preciado animal debió emprender el viaje hasta su destino italiano, bajo la custodia de don Francisco de Salamanca. Nuestro autor, después de relatar las peripecias del ajetreado camino, en el que por cierto feneció el minino, esboza la Úbeda del año 1535 en plena efervescencia Renacentista y la de los personajes que la hicieron posible. Y para que nada se quede en el tintero, también aborda los fenómenos paranormales en su artículo “Los duendes del hospital”, del anteriormente mencionado Hospital de Santiago.
Pero prefiero que continúen leyendo ustedes, que como buenos lectores saben leer entre líneas, debemos saber qué nos dicen los espacios en blanco, qué reflexiones nos traen las pausas entre artículo y artículo. Y así nos encontramos que se transluce la trayectoria de una persona profundamente enamorada de la vida. Con una persona abierta, expresiva, constante y de fuerte voluntad. Ya, desde su infancia, huérfano de padre, a Ramón le hervía en las entrañas la expresividad. No sabía aún escribir y, en el horno de su abuelo, pintarrajeaba con los tizones de leña las viejas baldosas de cerámica de la panadería, para enojo de su viejo predecesor que no consentía que le ensuciara el suelo. Ramón plasmaba entonces su mundo conocido: personajes, casa, animales, monumentos… Que modificaba a su antojo, quitaba y ponía o creaba otros nuevos. Hasta que un buen día, cuando ya tuvo la edad adecuada, cogido fuertemente de la mano, fue llevado por su abuelo a la Escuela de Artes y Oficios. Buenos trabajos llegó a realizar, primero a carboncillo, después a óleo que él mismo componía con tierras de colores. Pero a Ramón ya le había encandilado la literatura. Las novelas del Coyote eran las más accesibles y una vez leídas las sometía a las mismas operaciones de quitar y poner, modificar y crear personajes y situaciones nuevas. Pronto empezó a colaborar en revistas locales, como “Vibraciones” y otras. No ha habido cofradía o asociación que no haya acudido a Ramón en busca de alguna colaboración literaria. Sentía cierto rubor pensar que un día su nombre y apellidos pudieran aparecer en papel impreso a la vista de miles de personas, por eso los primeros artículos los firmaba con el seudónimo de Ramón de Alba. Seudónimo con el que llegó a Diario JAEN, a la edad de 27 años, de la mano del redactor Rafael Alcalá de las Peñas, en un episodio inolvidable que Ramón lleva gravado en lo más hondo de su corazón. En uno de los viajes que el citado redactor hizo a la capital de la Loma, le fue presentado a Ramón: “Aquí tienes a un escritor y futuro periodista” –le dijeron al del periódico-- y éste apremió a Ramón para que le entregara un artículo, el cual fue publicado al día siguiente con el citado seudónimo de Ramón de Alba. Era el día 12 de junio de 1957; el título del artículo, “Sinfonía de Paz. Desde entonces, ininterrumpidamente, Ramón ha venido publicando en el periódico provincial todos sus artículos, siendo actualmente el colaborador más antiguo de cuantos escriben en el rotativo.
Y los espacios en blanco nos siguen descubriendo facetas poco conocidas, como su afición poética, género que no ha cultivado pero del que puede ofrecer algunas y destacadas muestras. Su faceta deportiva nos lleva hasta el C.F. Úbeda, al que recuperó de sus cenizas en 1972. En 1978, el equipo ubetense estrena himno, con letra de Ramón Quesada Consuegra y música de Manuel Antonio Herrera Moya.
Pero a cada cual lo suyo, porque Ramón le debe mucho a María Dolores Garrido Vico, su esposa, su mujer, su confidente, su consejera, su musa, su correctora. La obra de Ramón hubiera sido de otra manera si no hubiera sido por la comprensión y apoyo de tan infatigable colaboradora. Por eso os debo decir: María Dolores y Ramón, Ramón y María Dolores, muchas gracias por el libro.

Manuel Almagro Chinchilla

Palomas

Publicado el 07/06/2008 en "Úbeda Información"

Hace cincuenta años, algo más, presencié la suelta de las primeras palomas en la plaza de Santa María. Por entonces, Úbeda iniciaba un tímido despertar hacia el turismo y los ubetenses iban tomando conciencia de su historia y de su riqueza monumental. Los pocos turistas extranjeros se iban convirtiendo en algo así como una estampa cada vez más habitual en nuestras calles. Hasta entonces no habíamos tenido palomas pero gozaban ya de toda nuestra estima, sólo por la visión que nos ofrecían ciudades entonces tan lejanas como Sevilla con su plaza de América, densamente pobladas de palomas blancas; o las imágenes del cine, tan popular entonces, en las que admirábamos, no sin cierta envidia, la plaza de san Marcos de Venecia abarrotada de palomas, compitiendo con los turistas cada palmo del suelo disponible. Entonces descubrimos que los palomas serían un complemento ornamental “altamente beneficioso” para nuestros monumentos; y haciendo gala de ese nuestro carácter tan “ubedí” decidimos “importar” algo que nunca tuvimos, pero que “al ser de fuera seguro que era bueno”. Hubo que repetir varias veces la operación porque las palomas no se hacían estables, desaparecían. Quizás la proliferación de pequeñas rapaces, como gavilanes, cernícalos, halcones, lechuzas y córvidos (hoy desaparecidos), que habitaban nuestras torres, campanarios, casas antiguas y graneros, daban buena cuenta de ellas y mantenían a raya a la población. Incluso el “gran depredador” no le hacía mucho asco a unas buenas habichuelas con paloma, en unos años que no se caracterizaban precisamente por la abundancia de exquisiteces culinarias.
Pero en nuestra cultura el componente más sobresaliente de la paloma es su fuerte simbología. La Biblia dice que Noé dejó ir a una paloma desde el arca después del Diluvio para ver si encontraba tierra firme y regresó con una ramita de olivo en el pico; desde entonces la paloma es símbolo de paz y de pureza en las sociedades occidentales. El Nuevo Testamento dice que el Espíritu Santo descendió en forma de paloma en el bautismo de Jesucristo. En política, quienes defienden soluciones pacíficas a los conflictos se les llama “palomas”, mientras que a quienes abogan por soluciones agresivas se les llama “halcones”.
Existen 308 especies de palomas; algunas de ellas muy raras, que las hace ser muy codiciadas para los colombicultores. Todas ellas han gozado de gran miramiento en nuestra cultura, hasta hace unas décadas que empiezan a ser motivo de gran preocupación de cara a la conservación del patrimonio monumental.
En otras culturas existen animales que cuentan con auténtica veneración religiosa. Es el caso de las ratas. En la ciudad de Deshnoke, al noroeste de la India, se mantienen unas 20.000 ratas con vida en el templo de Karni Mata, porque según la creencia popular son las reencarnaciones de Karni Mata y sus seguidores, los sadhus, hombres santos del hinduismo, muy parecidos a lo que llamamos gurú. El sacerdote encargado del templo las alimenta con granos y leche, participando también los peregrinos en esta labor. El comer alimentos que hayan sido tocados por una de las ratas se considera una bendición de su dios entre sus feligreses. En la Mitología hindú, una rata es el vehículo del dios Ghanesa.
En la cultura occidental la rata es un roedor muy perseguido por dañino, su facilidad para la reproducción y su hábitat en las cloacas las hacen portadoras y transmisoras de enfermedades.
Ya hay investigadores que consideran a la paloma como una “rata voladora”. La superpoblación de palomas en las grandes ciudades se hace insostenible y es una enorme amenaza para la conservación de las edificaciones, sobre todo para los monumentos, sin olvidarnos del peligro que también suponen para la salud. Sus excrementos derivan, con la lluvia y la humedad, en sales con fuerte componentes de sulfatos y nitratos, los que en combinación con las propias sales de la piedra originan una reacción química que la descompone y la desmenuza.
Quién nos iba a decir que el arrullo amoroso de la paloma, símbolo de la paz, se iba a convertir en sinfonía de destrucción. Soluciones para evitarlo las hay, pero no me pregunten cómo se llevan a cabo porque no lo sé, para eso están los técnicos y los políticos. Los vulgares ciudadanos de a pie sólo sabemos pagar impuestos.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas "ubedíes" III

Publicado el 24/05/2008 en "Úbeda Información"
San Isidro quiso dejar el terreno bien regado para salir en procesión. En los días que van desde la traída de la Virgen de Guadalupe, uno de mayo, hasta san Isidro, quince de ídem, ha caído mas agua que todo lo que va de año. Y es que la Chiquitilla, de toda la vida de Dios, ha sido depositaria de súplicas y plegarias de los ubetenses implorando la lluvia para estas resecas tierras de la Loma; resecas incluso en aquellos tiempos de la inexistencia del fatídico “cambio climático”. Eran otros tiempos. Hemos pasado del par de mulos y la borriquilla para el ato, a unos supertractores mostrencos, más dóciles y fáciles de gobernar que la ancestral yunta. Aún perdura en el recuerdo de muchos a la Virgen de Guadalupe procesionada en rogativas. Nuestros “papihonraos”, aquellas gráciles figuras, siluetas esculpidas por el trabajo del campo, curtidas por la brisa de nuestro mar verde plateado de olivas y el aire de los rastrojos, hoy son señores de peso, en el bolsillo; que sacan a san Isidro, como este año para agradecerle la traída de las lluvias. Una procesión lúcida en un espléndido día de primavera, pero un tanto humilde. “La Humildad”, como pregonaba en un cartel una de las dos carrozas (sólo dos), era la mejor definición del cortejo motorizado que acompañaba al Santo, a pesar de la ostentación de unos impresionantes tractores que hacía resaltar aun más la falta de calor humano, dinamismo y alegría en la caravana: ni un solo ser humano sobre las carrozas, salvo los conductores. Al fin y al cabo tampoco es que estuviera tan mal, ya que la Humildad es una gran virtud. La otra carroza, bellamente adornada, reproducía un paisaje campesino de la Mancha con sus molinos de viento y todo. No tiene nada que ver con nuestros campos ni con nuestros agricultores, pero es muy “ubedí” introducir costumbres y tradiciones foráneas e ignorar las nuestras. Es como dice mi amigo Loren: “hay que renovarse”, “hay que estar al día”, por eso en su cofradía, en la próxima Semana Santa, van a sacar un Crucificado , según dice, “como se saca en Málaga”. Y añade muy ufano: “vamos a dar el bombazo”; ya hacen cursillos acelerados “para estar al día con lo de Málaga”, ¡patético!, ¡Qué paisanaje!, cualquier día echan abajo El Salvador para hacer apartamentos con plazas de garaje y vistas al Guadalquivir.

Otra imagen que nos llega a la Atalaya es la de nuestro nunca bien ponderado Eduardo Jiménez Torres, nuestro querido paisano “Zorrica”. También tiene motivos para sublevarse en contra de sí mismo, porque ya está harto de luchar contra los elementos. Incansable, voluntarioso, desprendido, recalcitrante defensor de todo lo ubetense que ha logrado reavivar el culto a san Miguel. A instancias suyas tenemos una procesión con la imagen de nuestro patrón. Asimismo propició la reparación de la imagen de piedra del Arcángel, caída de su hornacina de la fachada del antiguo Ayuntamiento (actual Conservatorio). Monumento que está “exigiendo” su reposición, pareja al otro patrón, san Juan de la Cruz. Nuestro buen Eduardo encontró la imagen reparada en el Archivo municipal, ¿Qué pintará ahí? ¿Para cuándo llevarla a su lugar? ¡maldita deuda…!.

Una imagen amorosa y humana es la que nos ofreció el auditorio del Hospital de Santiago con la presentación del libro “Cien Poemas de Amor”. Su autora, Luisa Barba Campos, dedica su vida a actividades espirituales, colaborando activamente desde el seno de la Iglesia con varios grupos católicos: “Llama de Amor Viva”, “Amor Divino”, “Renovación Carismática” y otros. Impresiona su enorme caudal cultural y humano y su gran vitalidad. Mañana día 25 de mayo cumple Luisa sus ochenta y seis años, nuestra más sincera felicitación y animarla a que siga en la brecha para seguir aumentando lo que será un gran legado para la posteridad.
Hemos acogido con enorme entusiasmo este libro con tus poemas; que, por cierto, lo abre un verso de san Juan de la Cruz, con el cual puede quedar definida fielmente tu personalidad: “El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa ni descansa”.
Y como despedida queremos reproducir unos versos de uno de tus poemas, que titulas “De ti, me puedo fiar, Señor”, que dicen así: “Yo iré contigo Señor / Donde me quieras llevar / Que sólo de ti me fío / Que eres de quien me debo fiar.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas "ubedíes" de tráfico

publicado el 17/05/2008 en "Úbeda Información"
El tráfico rodado es uno de los problemas más importantes que tiene planteado las grandes ciudades, aunque las pequeñas hoy en día tampoco están exentas de ello. Úbeda no es una excepción, siendo la zona urbana Norte la que más problemática ofrece, en un perímetro en el que cabe resaltar como vías más importantes: la Avda y carretera de Linares, Cristo Rey, de la Libertad, calle Torrenueva y avenida Cristóbal Cantero, donde se producen grandes atascos, con especial gravedad en los inicios de puentes y fines de semana. Contribuye mucho a este caos circulatorio el hecho de que se encuentren en la zona grandes supermercados, organismos oficiales, institutos de enseñanza y un sinfín de centros comerciales y negocios, que originan una fuerte actividad. La falta de un lugar para dejar el coche agrava aún mas la situación, por lo que la creación de plazas de aparcamiento, públicas o privadas, sería una buena medida para quitar de la circulación buena parte de vehículos que deambulan inútilmente buscando aparcamiento. Paradójicamente el Ayuntamiento va a dar prioridad a la construcción de un aparcamiento en el casco antiguo, en la zona de la puerta de santa Lucía, lo que conllevaría un aumento considerable de la circulación en este idílico sector monumental, con todas sus nefastas consecuencias. Ya estamos ante una estampa muy “ubedí”, como es la obsesión de meterle mano al casco antiguo, a la gallina de los huevos de oro, que ha llevado a Úbeda a ser lo que es hoy para la Humanidad. Si nos valiera pondríamos un aparcamiento en el comedor de la casa. El casco antiguo no necesita más aparcamientos que los que tiene. Para ir allí ya existen y están funcionando unos inventos que se llaman autobuses, taxis, coches de caballos; incluso los populares, baratísimos y ecológicos “coches de san Fernando”. Aparcamientos, sí y con urgencia, en la zona Norte. Sería un placentero recorrido a pie desde el Hospital de Santiago hasta Santa María. Todos nos lo imaginamos: exposición y fomento del Comercio, aparición de locales de ocio, mesones, bares y cafeterías limpias de humos. Sólo destacaría como aspecto negativo el desastroso pavimento de la calle Nueva, pero con un poco de imaginación se podría exponer al visitante como “reliquia decimonónica” imposible de encontrar incluso en países del Tercer Mundo.
También llegan a esta Atalaya las estampas de tráfico que se “emiten” desde el Hospital General de San Juan de la Cruz y su entorno, donde el caso adquiere una gravedad de excepción. El aparcamiento está en estado deplorable, además de ser insuficiente y a falta de señalizar las plazas en el suelo. El situado frente a la puerta de entrada del hospital, sabiamente gestionado por unos “gorrillas”, es todo un erial quebrado y desigual, polvoriento en verano, fangoso con las lluvias, algo similar al desaparecido circuito Paris-Dakar, e igualmente insuficiente; circunstancia que obliga a utilizar un “todoterreno”, para terminar dando vueltas sin parar o aparcar irregularmente o bien incorporarse de nuevo a las vías de acceso, complicando considerablemente la situación. La maniobra de entrada a las instalaciones del Hospital puede considerarse una auténtica odisea, todo por la casi imperceptible señalización de las líneas de la calzada y el stop, débiles marcas que con la llegada de la noche se hacen totalmente invisibles. A todo ello hay que añadir un buen número de ambulancias, autobuses, taxis y camiones, además de los peatones que se juegan la vida en el intento, en medio de ese entramado o “trampa mortal”.
Aún asoma en el paquete otra estampa cargada de humanidad: al Hospital de Úbeda llegan personas de un buen número de pueblos y aldeas de toda la comarca, a los que el acceso a la información no le ha sido muy favorable en la vida. Acuden por verdadera necesidad porque no es un placer ir a un hospital. En la mayoría de los casos el usuario no está en los mejores momentos de talante, ni de humor, ni en la mejor disposición de aguantar tal estado de cosas. Algo tendrá que ver en estas deficiencias el Ayuntamiento de la ciudad, los conductores muchas veces no sabemos de competencias porque no somos políticos, no llegamos más allá de respetar las señales de tráfico y pagar los impuestos. Por tal motivo hay que denunciar ante el Ayuntamiento de Úbeda, la administración pública más cercana al ciudadano, que actúe a la mayor brevedad. Si no tiene competencias que solicite de quien las tenga, que es su deber, una rápida intervención.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas "ubedíes" II

Publicado el 03/05/2008 en "Úbeda Información"
Mas que una estampa parece un callo enquistado el contencioso que mantiene la Policía Local con el “todopoderoso” concejal Juan Clemente. Es increíble que un gobierno municipal, sustentado por un partido (PSOE) en el que figura en sus siglas la “o” de “obrero”, no haya alcanzado un acuerdo con unos obreros, como son los trabajadores de la seguridad ciudadana. Lo que transluce de este conflicto a la ciudadanía son los intereses económicos, pero no olvidemos que la ratio (número de policías por cada mil habitantes) está por debajo de lo que marca la normativa legal, y que esta carencia puede afectar muy seriamente a la seguridad ciudadana. El problema puede embrollarse cada día mas gracias a la extraña “habilidad” que Juan Clemente tiene para las negociaciones, y también debido a que los agentes carecen de la más elemental de las armas de las que disponen todos los demás trabajadores: la huelga. Si dispusieran de ella otro gallo cantaría. En cualquier caso, parece que el recurso de los agentes locales al Juzgado ya empieza a dar sus frutos y de momento una finca del Ayuntamiento ya está embargada, saliendo a subasta si a los uniformados no se les paga el dinero que se les debe. No es mala solución. Así, con el dinero sobrante del pago, el Ayuntamiento podrá disponer de cierta liquidez monetaria que tanto necesita, hace falta que luego no se lo gasten en otro tiro a “Dos Pájaros”. Por todo lo anteriormente dicho y mientras se llega a un acuerdo, “Policía-Juan Clemente”, hemos de colgar su estampa, tan genuinamente “ubedí”, en la “galería de los desacuerdos”.
Vayamos ahora a la promoción de “Úbeda-Baeza, Patrimonio de la Humanidad”, la cual debe aunar esfuerzos y emplearlos a fondo. A estas alturas, después de cinco años de tal Declaración, difícilmente se puede explicar la no afiliación de nuestras dos ciudades hermanas a la Asociación de Ciudades Patrimonio Mundial. En una reciente Asamblea de este organismo celebrada en Mérida ni siquiera fue tratada la solicitud de incorporación en el orden del día, porque “parece ser que no estaba toda la documentación o no lo consideraron conveniente porque era una simple carta de petición”, según dijo Marcelino Sánchez. El asunto sí fue tratado en “conversaciones informales”, quizás en los pasillos mientras la necesidad te apremia para ir a determinado lugar… Menos mal, menos da una piedra, probablemente de ahí el optimismo mostrado por nuestro señor alcalde. Que no decaiga la moral, sobre todo; para que luego digan que sus gestiones no son eficaces. Ésta es una estampa típicamente “ubedí” para colgar en la “galería gris” de esta Atalaya, al lado de la del “portero del alcoyano”.
Esteban Valenzuela lleva veintisiete años presidiendo la Asociación Filatélica y Numismática de Úbeda. Magnífica la exposición que ésta entidad ha desplegado en el Hospital de Santiago para conmemorar el Cincuentenario Salesiano, consiguiendo sellos dedicados a María Auxiliadora, Escudo del Colegio Sto. Domingo Savio y Matasellos conmemorativo del evento. Es una estampa del buen hacer que aúna tiempo y esfuerzo y que quedará permanente en la memoria colectiva de muchos ubetenses.
Asimismo José Luís Latorre Bonachera encandiló al auditorio del Hospital de Santiago con su verbo fácil y erudito, contenido en el magnífico Pregón a la Virgen de Guadalupe, nuestra Patrona. Una descripción que ayudará a retener en el tiempo la imagen de la Chiquitilla del Gavellar.
Enhorabuena a Diego Martínez, director de la Asociación de Amigos de la Música, por la celebración del Vigésimo Festival Internacional de Música y Danza “Ciudad de Úbeda”, que promete ser el mejor de su historia. Cuenta con el apoyo de todas las instituciones gubernamentales, encabezadas por el Ayuntamiento de Úbeda que se ha volcado en soporte económico y recursos humanos. En la presente edición del Festival se pretende homenajear a destacados compositores como Puccini, Albéniz, Sarasate y Messiaen. El programa cuenta con treinta y tres espectáculos que van desde el día 9 de mayo hasta el día 21 de junio. Bonito escenario el auditorio del Hospital de Santiago para un singular acontecimiento cuya imagen audiovisual es digna de dar la vuelta al mundo.

Manuel Almagro Chinchilla

Estampas "ubedíes" I

Publicado el 26/04/2008 en "Úbeda Información"
Por más que le daba vueltas al periódico la semana pasada no me lo terminaba de creer. Nunca me pude imaginar que iniciar la construcción de una simple pasarela sobre la carretera de Jódar para que las personas de bien puedan acceder al recinto ferial sin peligro de ser atropelladas, hubiera acarreado un despliegue tan excesivamente estrambótico acto: que si la colocación de una primera piedra con urna, monedas y prensa del día… que si una dedicatoria personalizada del señor alcalde y autoridades…, que si alabanzas y congratulaciones por aquí y por allá, sin olvidar la preceptiva palada de tierra aportada por personalidades asistentes; por cierto, sin casco, ¡horror!. No faltó a la cita hasta el delegado de Obras Públicas, Rafael Valdivieso, quien se lamentaba de no haber invitado a otros alcaldes de localidades vecinas; esperemos que para la inauguración se hayan subsanado los olvidos y asista hasta el mismísimo "potito" con el Ayuntamiento en pleno bajo mazas, la banda de música y los niños de los colegios portando banderitas. Total para una pasarela de cinco metros de ancho y medio millón de euros, que, a saber cuantos años durará a la vista de las grandes infraestructuras previstas en el entorno de Úbeda. Resulta desproporcionada la euforia manifestada para la escasa envergadura de la obra. No se lamente, señor Pizarro, ya sabemos que es un proyecto suyo, pero cuando no se da un palo al agua hay que echar mano de lo que otros han preparado. Podía haber ganado usted las elecciones y haber llevado a cabo el proyecto, éste y otros. Percances de la política. En definitiva, el caso encaja perfectamente en una estampa típicamente ubedí que merece estar colgada durante esta semana en la “galería de acciones presuntuosas” de esta Atalaya.
Otra estampa es la que encontramos en nuestro escultor Alfonso Ruiz, con su recién restaurada imagen de la Virgen de Guadalupe, nuestra Patrona. Veremos si con este nuevo semblante aumenta la devoción y el número de fieles hacia la Chiquitilla del Gavellar, que buena falta hace. Parece inconcebible que muchos ubetenses estén preparando el puente de la traída de la Virgen para abandonar el pueblo y pasar las fiestas fuera. Así nos encontramos con un acontecimiento secular, el más multitudinario e importante en otros tiempos, hoy venido a menos, con falta de carrozas, caballistas y devotos en general. Nadie podría imaginarse que los devotos de la Virgen del Rocío, de la Cabeza, de la Estrella o de Tíscar, tuvieran tal desconsideración con sus respectivas patronas, ya que sucede todo lo contrario: los lugareños asisten todos incluso vienen los que residen fuera, además de un incalculable número de forasteros, contribuyendo al esplendor y a la difusión de la fiesta de su patrona. El infravalorar y menospreciar lo bueno que tenemos es una manera de proceder típicamente ubedí. Para contrarrestar este nefasto proceder, la estampa de la Virgen de Guadalupe junto a su restaurador, Alfonso Ruiz, figurará durante esta semana en la “galería dorada” de esta Atalaya.


Otra estampa es la que nos describe Luís Fernández, de Izquierda Unida, de la que se deduce que ya está hasta el mismísimo gorro de los concejales Juan Jurado y Pedro Latorre, del PSOE y del todopoderoso Juan Clemente. A los dos primeros les achaca “no presionar” para sacar adelante todos los proyectos que IU demanda, por lo que les advierte que vayan pensando sobre la continuidad de sus actas de concejales. Al PSOE le atribuye beneficiarse de esta situación, ya que considera que está gobernando con doce concejales y le advierte muy seriamente a los socialistas “que se pongan a trabajar o presionarán para que lo hagan”. En cuanto a Juan Clemente, Luís Fernández le recuerda que ya hay unos presupuestos aprobados, por lo que no existe excusa ni pretexto para ponerse a trabajar. Con Juan Clemente ha topado el bueno de Luís Fernández, con el todopoderoso concejal con atribuciones varias, maestro en negociaciones, declaraciones y apariciones en la prensa, que merece por sí solo una estampa pero en el rincón de la Atalaya. Por todo ello, la estampa de Luís Fernández y lo que representa, hemos de colgarla en el lugar más destacado de nuestra “galería de las causas perdidas”.


Manuel Almagro Chinchilla

Adoradores en Roma

Publicado el 12/04/2008 en "Úbeda información"

Desde abril del pasado año la Sección de la Adoración Nocturna de Úbeda viene desarrollando un apretado programa de actos para conmemorar el primer Centenario de su fundación. Dichos eventos se llevan a cabo con todo esplendor y se prolongarán hasta el próximo mes de junio, cuya clausura será presidida con toda solemnidad por el obispo de la diócesis, don Ramón del Hoyo López. Se escaparía a las intenciones y al espacio de esta Atalaya, dar cuenta, aunque fuese de forma resumida, de cada uno de estos actos que con todo mimo han sido diseñados por el actual equipo de gobierno de la Sección adoradora ubetense, presidida por Andrés Miñarro Tejada. Asimismo tampoco puedo hablar de su Historia, de la historia de una de las instituciones de mayor fervor religioso y más consolidadas de Úbeda, fundada el 9 de mayo de 1907 por el ilustre ubetense, don Antonio Orozco Hidalgo de Torralba. Pero sí debo remitir al lector al libro “Amores de un Centenario”, escrito por Enrique Blanco Martínez. La más y mejor documentada obra de estos cien años de existencia. Un valiosísimo documento no solo para los anales de la Institución sino para la propia historia de Úbeda, en el que destaca su pródiga ilustración, profusión de datos, relatos y anécdotas. Todo un dechado de obra escrita con la inconfundible prosa de su autor.
Hora es ya de referirme al viaje de Roma, motivo de este artículo, programado como uno de los principales actos de la conmemoración del Centenario, con la finalidad de mantener una audiencia con el papa Benedicto XVI, realizado en los días que van del 26 de febrero al 1 de marzo pasados. El anuncio del viaje despertó gran interés entre adoradores y simpatizantes que, en número de 20, fueron prestos en hacer sus equipajes para estar puntualmente a las seis de la mañana en el lugar convocados: “los portalillos de Biedma”. ¿Dónde si no?, todo un hito en la geografía urbana ubetense, conocido por propios y extraños y lugar de referencia acreditado de la Ciudad de los Cerros desde Madrid para abajo.
Con puntualidad anglosajona, las puertas del autobús se cerraron marcando el pistoletazo de salida. Seguidamente el ómnibus se perdía en la noche cerrada por la carretera de La Carolina. Los picachos de Despeñaperros rompían el día; y el bus bramaba por los llanos de una Mancha, inmensa, que despertaba desparramándose sobre un manto gualda y verde. Madrid yacía a nuestra izquierda en su mundo de ruido y humos, mientras enfilábamos a Barajas. A las 9, nuestros maletines los deslizábamos vigorosamente sobre el pulcro y brillante suelo de la T-4 (de triste recuerdo) y media hora después abordábamos la aeronave de Iberia. El cosquilleo del despegue era amortiguado a los pocos minutos por la deslumbrante vista, a ojo de pájaro de diez mil pies de altura, del mítico “mare nostrum” y por la rápida llegada a la Ciudad Eterna. Dos mil setecientos años de historia contemplan a este grupo de profesos adoradores llegados de los confines del “Imperio”, de la Bética, para hacer patente la Fe en el Señor al sucesor en la silla de Pedro. Para tal fin se celebró una Audiencia General con SS Benedicto XVI el 27 de febrero, entregándosele un ejemplar de la obra “Amores de un Centenario, anteriormente mencionada, así como la “Biografía de Úbeda” de Juan Pasquau Guerrero, recibiendo los asistentes la bendición de su Santidad.
A partir de entonces, lugares, obras y espacios legendarios serían meta y objeto de admiración del grupo: La Basílica de San Pedro, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, el acueducto de Nerón, el Coliseo, el Foro, el Panteón, la plaza de España, la Fontana de Trevi, la Escala Santa; las obras del inmortal Miguel Ángel, como la capilla Sixtina, la Piedad y el Moisés; sin olvidar la visita a la Prelatura del Opus Dei, sede central de La Obra, donde reposan los restos de San Josemaría (Escrivá de Balaguer) y Álvaro del Portillo. Destacar también el desplazamiento a la ciudad de Asís para visitar los restos de San Francisco y Santa Clara.
Un inolvidable viaje que sin duda pasará a figurar en los anales de la Sección de la Adoración Nocturna de Úbeda.

Manuel Almagro Chinchilla





































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Polivalente "Hospital de Santiago"

Publicado el 29/03/2008 en "Úbeda Información"

Hace treinta tres años que nuestro conocidísimo Hospital de Santiago dejó de cumplir las funciones para las que fue diseñado, como eran las de atender el alojamiento y cuidado de enfermos, y como lugar de culto y oración. La creación de las modernas y amplias instalaciones sanitarias de la Seguridad Social, como los ambulatorios y el Hospital general de San Juan de la Cruz, tomaron el relevo de la magna y benéfica labor que había estado prestando, justamente, durante cuatrocientos años esta institución hospitalaria .Concebido por Diego de los Cobos y diseñado por Andrés de Vandelvira, para cumplir la finalidad anteriormente expuesta, nuestro querido Hospital de Santiago actualmente desempaña las funciones de Centro Cultural y Palacio de Congresos. Unas finalidades totalmente compatibles y acordes con la estructura y el marco arquitectónico de este emblemático monumento. En qué mejor lugar que aquí para llevar a cabo todo tipo de conferencias, charlas, encuentros, convenciones, conciertos musicales, e incluso exposiciones de cualquier manifestación artística, eso sí: que no conlleven la presencia de artefactos varios de gran volumen difíciles de manipular y que requieran la utilización de maquinaria motorizada. Bajo la denominación de Palacio de Congresos se llevan a cabo actualmente en nuestro querido Hospital de Santiago un sinnúmero de exposiciones que no encajan en este escenario arquitectónico. Quizás, el desmesurado afán de “ponerlo en valor”, o quizás la falta de sensibilidad o de conocimientos artísticos, o quizás la carencia del más elemental sentido común, sean los responsables de que se hayan visto exposiciones tan variopintas y exóticas como las que llenan el magnífico patio renacentista de vehículos a motor, sorteando las columnas, poniendo en riesgo la solidez y la uniformidad de la solería, contaminando el recinto y llenando de grandes y diversos armatostes las galerías y huecos arqueaos. Operaciones que, sin la menor duda, encierran cierto riesgo por cuanto se trata de la utilización de una maquinaria susceptible de fallos y averías, manejadas, evidentemente, por personas que también están sujetas a errores y desaciertos y que muy fácilmente pueden originar perjuicios difíciles o imposibles de subsanar. Pensemos, al respecto, la fuerte subida de nuestra adrenalina con la contemplación de estas bastas operaciones mecánicas entre la fragilidad y esbeltez de las columnas de mármol. Y es que no se puede ser tan pasional con lo nuestro, con nuestros valores monumentales, que pretendemos que valgan para todo, como si fuera una especie de “ungüento amarillo” con una función pretendidamente polivalente. Es más, si pudiéramos, no faltarían quienes se llevarían el Hospital de Santiago a la mesita de noche de su casa. Todo y todos tenemos unas limitaciones, y en este caso los políticos, que son los responsables de la gestión del monumento, sus limitaciones son especialmente acusadas, con un sentido común bastante recortado, no sabiéndose muy bien si sobrepasa más allá de dos palmos de sus narices.
Pero no acaban ahí todos los disparates, estas exposiciones, que usan tan inadecuado escenario, van acompañadas de profusión de anuncios y propaganda con enormes carteles que tapan los ventanales y cuelgan de la fachada, no les son suficientes los discretos mástiles situados en la lonja, que debían de ser los únicos anuncios permitidos. Todo ello impacta negativamente en el conjunto, desvirtúa la línea arquitectónica y destroza la visión del monumento. Aún hay más: ¿cuándo se van a desmontar los reflectores luminosos instalados en las columnas de los leones de la lonja, cada uno con su correspondiente e impresentable instalación eléctrica?
Pero la guinda que corona todo este pastel de despropósitos es el enorme laurel que aún sigue ahí tapando gran parte del monumento y que está pidiendo a voces ser transplantado al Parque Norte. Quizás la permanencia de este magnífico ejemplar de “laurus nóbilis”, en este lugar tan inadecuado, se deba a una errónea interpretación de lo que es el ecologismo conservacionista, de las que suelen hacer algunos ecologistas de pacotilla y que bien merece que dediquemos un artículo para su esclarecimiento en esta Atalaya, aunque en fecha próxima aún no determinada.
Debemos concluir, advirtiendo que si las medidas correctoras para subsanar todos estos graves desaguisados deben venir de decisiones políticas, arreglados estamos, habrá que certificar entonces que nuestros monumentos son demasiado importantes como para dejarlos en manos de los políticos.

Manuel Almagro Chinchilla

¿Por qué no se van?

Publicado el 01/12/2007 en "Úbeda Información"

La famosa deuda municipal, puesta de moda por el gobierno socialista de Úbeda, parece un saco sin fondo donde el actual equipo de gobierno pretende descargar la inoperancia y la irresponsabilidad de su gestión corporativa. Suena ya a cansino, por repetitivo, las mismas frases con los mismos fútiles argumentos carentes de consistencia, referidos a que no podrán llevar a cabo los proyectos previstos por culpa de la deuda. Además, la situación económica, que dicen se encuentra el Ayuntamiento, tenía que ser de sobra conocida por el partido socialista, si es que no lo era, por obligación, a lo largo de los cuatro años que ha estado ejerciendo la oposición. En esas circunstancias, quienes ahora se quejan, no tuvieron el menor inconveniente de montar una campaña electoral (¿con intención de cumplirla?) basada en un eslogan: “Nosotros haremos más por Úbeda” y que ahora se quieren escaquear de tal compromiso, haciendo gala de una falta de solvencia política que nos revela el verdadero indicativo de su responsabilidad.
Es conveniente resaltar que el partido socialista dejó una deuda, al final de su mandato en 2003, de 42 millones de euros. Cantidad avalada y certificada por el interventor y el tesorero de entonces (con nombres y apellidos), dignos de toda solvencia profesional y personal. En cambio, la deuda de ahora, según el concejal de Hacienda (que se pierde en su propio baile de cifras) unas veces es de 37-38 millones, otras de 33 millones y otras no lo sabe porque tiene que hacer una auditoría. Cantidades avaladas por su “reconocida solvencia política”. En cualquier caso, son cifras inferiores a los 42 millones que ellos dejaron y que aquel nuevo equipo de gobierno entrante (PP-PA) asumió con toda responsabilidad, sin montar semejante campaña mediática como la de ahora. A pesar de aquella deuda, a la vista está el catálogo de realizaciones.
Creo que el partido socialista aún no ha asumido que ha ganado las elecciones; aunque con sólo el 21,6 por ciento de los ubetenses con derecho a voto, pero las ha ganado. Ahora su misión es gobernar, responsabilizarse de sus compromisos, hacer, gestionar, liderar, moverse, crear ilusión en la ciudadanía, actuar como partido de izquierdas (si es que lo es) y justificar satisfactoriamente el sueldo que se han puesto, entre otras medidas. El partido socialista debe dejar el victimismo, debe dejar de echar la culpa de todos los males al adversario político, debe superar su vocación permanente de oposición, debe actuar como gobierno y además con valentía.
Resultan patéticas, con las Navidades detrás de la esquina, las últimas “lindezas” proferidas por nuestro ilustre concejal de Hacienda, que nos amenaza “con no tener las mejores navidades de toda la provincia y con una cabalgata pobre, porque no tenemos dinero para pagarlas”.
¿Qué piensa hacer, señor Clemente?: ¿Va haber restricciones en el alumbrado navideño de nuestra ciudad Patrimonio? ¿No se van a cantar villancicos para ahorrar energía? ¿Nos va aconsejar a los ubetenses, por solidaridad con sus catastrofistas planteamientos económicos, a que comamos paniaceite con azúcar en vez de turrón?, ¿o a que brindemos con gaseosa, en vez de cava, la entrada del Nuevo año? Qué pretende decir con eso de “una cabalgata pobre”: ¿Es que van a salir sólo dos reyes magos, o uno? ¿Es que no van tirar caramelos? ¿Es que no van a repartir juguetes a los niños sin medios?
Señores del equipo de gobierno de Úbeda, han llegado ustedes al colmo de la inoperancia y de la irresponsabilidad. ¿Les parece honesto gastarse los dineros en el cocierto de los Dos Pájaros, de Sabina, que ha permitido asistir a ese espectáculo a quienes podían disponer de 30 euros, y ahora ustedes no tienen dinero para hacer una cabalgata en condiciones, en la que serían los beneficiados principalmente niños y mayores que no tienen esa cantidad de 30 euros? Pero bueno, esas son las cosas de un gobierno “progresista”, de un gobierno de izquierdas. “Menos fiestas y más obras sociales” es una frase que le debe sonar algo al concejal de IU, Juan Jurado, y que la decía mucho en la época del gobierno Pizarro, pero ahora, con eso de la Memoria Histórica, parece haber perdido la memoria reciente. .
Yo le pediría al gobierno municipal del partido socialista de Úbeda que, al menos en Navidad, transmitan un mensaje en positivo, un mensaje de optimismo, de esperanza, que creen ilusión en la ciudadanía. Si son incapaces de cumplir su programa electoral y de generar confianza en el pueblo, ¿por qué no se van?

Manuel Almagro Chinchilla
malintalete@wanadoo.es

Salesianos, cincuenta años

Publicado el 3/11/2007 en "Úbeda Información"
Por estos días de octubre de hace cincuenta años se colocaba la primera piedra del Colegio Salesiano de Úbeda. Al escenario de aquel lugar, entonces un erial un tanto inhóspito, diáfano, hollado por el famoso tranvía de la Loma, se asomaban ralos testigos presididos por el cerro de la Atalaya. Así, hitos como la ermita del paje, el campo de fútbol de San Miguel (actual Carrefour), la fábrica de Sola, el silo del Servicio Nacional del Trigo, acotaban ese gran espacio donde hoy se asienta el barrio más populoso y dinámico de la ciudad, en cuyo centro se erige la Obra Salesiana. Cincuenta años hace ya de la efeméride, permaneciendo imborrable en mi mente aquella vivencia a la que asistí como integrante de una representación de la SAFA encabezada por el padre rector. Indelebles para la mente de un niño de quince años quedaron aquellos momentos protagonizados por el obispo Romero Mengíbar con la colocación de la primera piedra tras el soterramiento de unas monedas de curso legal y un pergamino. Culminaba así la primera parte de un afanoso proceso iniciado tres décadas antes; la segunda parte no le iría a la zaga en cuando a dificultad. Una síntesis de este proyecto hecho realidad fue expuesta en el Pregón de apertura de los actos del Cincuentenario. Pero mejor supeditar la referencia atendiendo al orden y a la cronología del evento, como parte de los actos que la Familia Salesiana tiene programados y que se prolongarán hasta el próximo mes de junio.
Así, el pasado sábado asistí al Acto Inaugural del Cincuentenario, confortablemente instalado en mi asiento del salón de actos del Colegio, muy probablemente en el mismo lugar donde hace cincuenta años disputaba el mismo palmo de tierra entre pisotones, yerbajos y orondos pedruscos, alargando el cuello para no perder ripio de unos actos irrepetibles y que hoy ya forman parte de la historia de la Fundación Salesiana y de Úbeda. Pero volvamos a la realidad del Día: el Acto Inaugural se abría con el himno del Cincuentenario, a cargo del coro de los niños del Colegio “Santo Domingo Savio”, magníficamente interpretado y que fue elogiado grandemente por los todos los asistentes que abarrotaban el local. La presentación del pregonero, monseñor Huesa Lope, Don Gonzalo, “Dongo”, como cariñosamente le llama la Familia Salesiana, corrió a cargo del reverendo padre D. Juan A. Fuentes, director del “Santo Domingo Savio”, quien hizo una detallada descripción de la personalidad del pregonero, resaltando sus virtudes y cualidades.
Llevados por el verbo de Don Gonzalo, excelente comunicador, hicimos un recorrido por la historia de la Institución Salesiana de Úbeda desde los mismos momentos que se concibió la idea de la implantación en nuestra ciudad allá por el año 1926, cuando los Escolapios abandonan Úbeda. Desde entonces no paran las tentativas, propiciadas por ilustres hijos de Úbeda. No obstante habría que esperar hasta 1957, con la colocación de la primera piedra, para ver convertido en realidad uno de los objetivos de la Obra. Pero las dificultades no cesan, se incrementan, pues la financiación de las obras por momentos parece agobiar a los promotores. Promotores, verdaderos mecenas, que Don Gonzalo va citando a lo largo de su exposición y que obviamente omito en este corto relato por razones de espacio y por temor a un eventual e involuntario olvido, aunque nos debe caber la satisfacción de que sus nombres figuran inscritos con letras de oro en los anales de la Familia Salesiana de Úbeda.
Por su parte, la Agrupación Coral Ubetense deleitó con una escogida y singular interpretación de temas relacionados con la función docente, dando un “repaso” por disciplinas como el Latín, Ciencias Naturales, las Matemáticas o la Literatura, interpretando piezas magistrales como “Ut queant Laxis”, “Contraponto bestiale”, “Teorema de Thales”, o “Romance de rosa fresca”, entre otros. Asimismo y como colofón, la Coral Ubetense, interpretó el himno de Úbeda, siendo coreado por el público puesto en pie.
Destacables fueron también las palabras de elogio para la Institución Salesiana de nuestro alcalde, Marcelino Sánchez, antiguo alumno del centro. Y por último subrayar la excelente función desempeñada por José Luís Latorre, a cargo del cual corrió toda la coordinación del evento.
Cincuenta años de vida salesiana. Cincuenta años con Don Bosco en Úbeda educando en valores. Valores en los que se sustenta la Civilización Cristiana Occidental. ¡Felicidades, Úbeda!

Ciento veinte dias

Publicado el 17/10/2007 en "Úbeda Información"

El pasado sábado se cumplían los ciento veinte días del nuevo gobierno municipal. Los veinte días que exceden a ese indicativo módulo de cien, casi institucionalizado, compensan la inactividad de todo el verano e incluso gran parte del mes de septiembre, acaparado por la feria.
Los asuntos abordados en este corto espacio de tiempo no dejan de ser interesantes. Así, hay que resaltar la adjudicación de la revisión del Plan General de Ordenación Urbana. Algo que el anterior equipo de gobierno no hizo en cuatro años. ¡Felicitaciones!
Continúan los lloros del equipo de gobierno por la situación económica. He aquí uno de los últimos lamentos del señor alcalde, contenido en el programa de Feria “…sortear los problemas que plantea una situación económica preocupante”. ¿Sortear, señor alcalde?, ¿sortear contratando conciertos como los de Sabina? “Menos fiestas y más obras sociales”, decía Izquierda Unida hasta no hace mucho; pero claro, eso era cuando Pizarro ocupaba el sillón de la alcaldía
Si el concejal de Hacienda, Juan Clemente, manifiesta que la deuda del Ayuntamiento está entre los 37 y 38 millones de euros ¿para qué encargar dos auditorias? Nada menos que dos. Una, a una empresa privada; y otra, a la Cámara de Cuentas de la Junta. Los ubetenses deben saber que una auditoria vale un auténtico “pastón” (usando un lenguaje un tanto castizo) ¿No será un derroche? Además, se debía auditar el anterior período de gobierno Socialista, 1999-2003, para que los ciudadanos puedan comparar.
En Santa María asistimos a un “lavado de cara”, nunca mejor dicho, pero de apertura no hay noticias. Un entramado de andamios metálicos cubre la portada. Poco ha tardado la empresa adjudicataria en pegar sus carteles en la fachada, quitando los que había anteriormente, los que a su vez sustituyeron a otros, y así sucesivamente durante un cuarto de siglo, sin contar los cuarenta años anteriores que estuvo pegada la “Cruz de los Caídos”. Con un poco de suerte los carteles batirán el record. Todo en perjuicio material de la fachada, además de la falta de estética.
En cuanto a la Academia de Suboficiales, sólo existen “buenas intenciones” por parte de las cuatro administraciones. El gobierno central, que es el que manda, tiene que redactar los convenios de intervención; y de momento Rubalcaba, ministro del Interior, ni siquiera se ha querido comprometer en dar una fecha para la firma del inicio de la redacción de esos convenios, lo que da que pensar que han sido archivados en el “baúl de los recuerdos” .
El parque logístico y empresarial es un excelente proyecto conjunto Úbeda-Baeza, pero hubiera sido de desear que el consejero del ramo, Francisco Vallejo, hubiera concretado algo en cuanto a su construcción. El asunto está en el aire aún más que la Academia.
También han tenido lugar dos acontecimientos con los que se ha “cubierto de gloria” (dicho se entre comillas) el flamante equipo de gobierno municipal. Uno de ellos ha sido la Feria de la Tapa. Resulta patética la imagen que ofrecen las personalidades en la foto de la inauguración, con corte de cinta incluido, a un “evento” (entre comillas) al que con el vocablo más dulce con el que se le puede calificar es de deprimente. Con el agravante de que ya existían los precedentes de años anteriores. ¿Qué diferencia hay con el botellón? Calificar dicho acontecimiento como “muestra gastronómica”, como han hecho algunos medios de comunicación, es todo un sarcasmo. ¿Quedan muchos años más por celebrarlo en este lugar? Si es afirmativo sería conveniente convocar a la flor y nata de los gourmets de todo el país e incluirlo en la Guía Gastronómica Nacional.
Otro grandísimo “acierto” (entre comillas) ha sido instalar el centro de operaciones del Campeonato de Triatlón en la plaza de Santa María y convertir la fachada del Salvador, la más universal de Úbeda y una de las que más de España, en depósito de contenedores de basura y en meadero público ¿Se hubiera permitido eso mismo en la fachada de la Sagrada Familia de Barcelona o en la catedral de Santiago de Compostela o en la catedral de Burgos? Ya pueden apresurarse los organizadores a ir a la plaza de Santa María y al paseo Mercao a recoger los laureles del éxito, con foto incluida. Ah, y no se olviden de avisarle a los vecinos a que se pongan también para salir en la foto.

Manuel Almagro Chinchilla

Vaya par de pájaros - Serrat y Sabina

Publicado el 06/10/2007 en "Úbeda Información"

Desde el mismo día que se anunciaba que Joaquín Sabina iba a actuar en Úbeda, éste ya se había ganado la plena simpatía del público. Dos horas antes de la actuación el estadio de San Miguel estaba a reventar. Así, sentado sobre el confortable césped del campo, que desprendía un tenue fresco nada molesto en la todavía calurosa noche veraniega, esperé pacientemente las dos largas horas previas al comienzo de la actuación: “Dos pájaros de un tiro”, de Serrat y Sabina, hasta que un sobresalto puso fin a la paciente espera con el anuncio de Iñaqui Gabilondo que aparecía en dos grandes pantallas a ambos lados del formidable escenario anunciando que el espectáculo podría suspenderse por ausencia imprevista de los dos protagonistas. O sea, más o menos nos daba a entender que los dos pájaros habían volado sin decir ni pío. Pronto supimos que se trataba de un ardid para darle expectación al acto, por lo que más de uno ya pudo recuperar el aliento.
La irrupción en el escenario de los dos cantautores fue clamorosa, en medio de un fastuoso montaje de sonido y color. Después de cuarenta años de vida pública, Sabina, actuaba por primera vez en su pueblo. Dijo sentirse enormemente satisfecho de volver a casa, e inmediatamente tuvo palabras de condolencia para los desaparecidos en las riadas de Sabiote y Navas de San Juan que calaron hondamente en el público. También enfatizó que era amigo del alcalde de Úbeda, Marcelino, respondiendo a preguntas de Serrat.
Y ya metidos en faena, el escenario reveló la verdadera talla de los actuantes. Una talla cuya medida la da el baremo que cada espectador lleva en su cabeza, o en su corazón; o sea, que puede haber tantas tallas como espectadores. La contemplación en el escenario de la actuación aporta datos de la personalidad del artista: gestos, matices de voz, calidad de improvisación, etc., imposibles de apreciar oyendo un disco. Así, habrá quienes, aplicando ese baremo personal, la talla del cantante gane muchos puntos; y habrá quienes preferirán oír sólo las canciones en disco antes que asistir al directo en el escenario. Este es mi caso. Según mi baremo, debo confesar que después de visto el espectáculo, la puntuación de Sabina ha bajado bastantes enteros. Es preferible oír sus discos (algunos maravillosos, insuperables) rodeado de un buen ambiente, antes que ver de nuevo a Sabina en un escenario. Quizás en lo que sí podríamos estar todos de acuerdo es en la sensibilidad de sus canciones, a pesar de tener una voz horrorosa y fatal melodía, por él mimo confesado; es un buen poeta que recita cantando en un todo que agrada. Y puesto que son dos los pájaros, decir que Serrat defraudó menos.
Otro aspecto en los que también podemos estar de acuerdo es en que son unos malísimos humoristas. Solo oír sus chistes antiguos que han perdido vigencia y por tanto la gracia. Algunos de ellos usando los tópicos de siempre, “topicazos” diría yo, como cuando Sabina le dijo a Serrat que “desde Despeñaperros para arriba se trabaja, y desde Despeñaperros para abajo se torea”. Ya sabéis: currantes de todos los gremios, sindicalistas, Partido de los Trabajadores… en Andalucía, en la Andalucía de Chaves no se trabaja, se torea. En un principio pensé que Serrat enmendaría la plana a su socio, trataría de arreglar de alguna manera ese exabrupto, ya que inmediatamente respondió: “Bueno, eso de que se torea..., que se lo pregunten a los olivareros... que le pregunten a los olivareros cómo torean el hambre”. No arregló el entuerto, lo torció aún más. Qué sabrá este pájaro de olivareros. Cuántos millones de catalanes quisieran vivir como viven los olivareros.
Ya sabe usted, señor alcalde, D. Marcelino, amigo de Sabina, este “par de pájaros” se ha llevado (por su trabajo) del Ayuntamiento que usted preside, una cantidad que puede estar entre los 110.000 y 120.000 euros (20 millones de pesetas), además de lo que se han llevado de la taquilla. Todo ello a pesar de la bancarrota con la que ustedes dicen se han encontrado el Ayuntamiento. ¿Donde están sus socios de gobernabilidad que preconizaban “menos fiestas y más obras sociales”?
Sabina ya tiene méritos para que le dediquen una calle, o para que le levanten una estatua, más aún si le sumamos los méritos de la función de la plaza de San Lorenzo.

Manuel Almagro Chinchilla

El ferial

Publicado el 29/09/2007 en "Úbeda Información"

Dando vueltas montado en los caballicos, con más o menos cuatro años de edad, son los primeros recuerdos que tengo de la feria. Cada vuelta que daba aquella diabólica recua de caballos inmóviles anclados a la plataforma giratoria se me figuraba un extravagante viaje a los confines de la Tierra que me alejaba de mi reducido número de rostros conocidos hasta entonces: mis padres y hermanos. Sobre todo me separaba de la cara y del confortable regazo de mi madre, introduciéndome aceleradamente en un estrepitoso mundo de ruidos y luces de colores, de mil colores exagerados por efecto de las lágrimas. Cada una de aquellas endiabladas vueltas se me figuraba toda una eternidad que me llenaba de terror, sólo mitigado por la aparición nuevamente de la figura de mi madre a la que le pedía sin éxito que me cogiera nuevamente en sus brazos.
Eran los difíciles años de la década de los cuarenta, cuando el Real de la Feria se instalaba en la plaza Vieja (o plaza de la Torre del Reloj) ocupando también el Rastro, la Cava y la Corredera, donde se situaban el mítico carrusel de Pepe, las volaoras, las norias y poco más. Muy oscuramente puedo recordar a la “santa borracha”, instalada en el paseo Mercao frente al Conservatorio, en la esquina de la casa de Pedro Sánchez. La Feria del Ganado, extraordinariamente esplendorosa, se ubicaba en el Ejido de San Marcos y eras colindantes.
A los pocos años, la Feria, se traslada a la Explanada, un gran espacio junto al grupo escolar, limitado por la fundición de Palacín, la pista de baile, la estación del tranvía, la fábrica de harinas de Conde Bandrés y otras edificaciones hoy renovadas. En este espacio cabían todas las instalaciones de Feria , incluso el circo Americano y el teatro Chino, asiduos visitantes de la feria de Úbeda. La Feria del Ganado ocupaba las eras de la ermita del Paje, la calle Carolina y colindantes. El Real lucía un inusual alumbrado ornamental y entre las atracciones contemplamos por primera vez la pista de los “coches de choque”. Eran los años de mi adolescencia y la feria se esperaba con especial ilusión durante varios meses antes. Una alcancía de barro de la calle Valencia servía para ir metiendo los pequeños ahorros, que se recuperaban rompiéndola el día que salían los Gigantes y Cabezudos. Algunos años se malograba la feria por culpa de algún mal físico que, aunque pasajero, hacían acto de presencia en esos precisos días, como eran las paperas y los “ojos malos”; éste último te creaba un insoportable malestar cuando en realidad se trataba de una simple conjuntivitis, entonces casi endémica, a la que solo había una forma de combatirla: con Algirol, un colirio oscuro y con persistente mancha que te marcaba para todo el día unos churretes y unas ojeras horrorosas.
Con la construcción del instituto de San Juan de la Cruz, la Feria, se instala por unos años en la actual Estación de Autobuses. Las casetas del Club Diana y Municipal destacan por sus fastuosas fiestas. Con la entrada de la Estación de Autobuses en servicio se traslada a la avenida del 18 de Julio, hoy Constitución. La Feria iba ganando en esplendor, aparecen las primeras muestras de venta de maquinaria agrícola , al tiempo que da sus últimos coletazos la Feria del Ganado. El teatro Ideal Cinema, de mano de Antero Guardia, ya lleva años exhibiendo lo más selecto del teatro nacional, tanto en comedias, revistas, humor, etc. pasando por su escenario la primera fila de los actores nacionales, baste mencionar como botón de muestra a Juanito Navarro, Alfonso del Real, Quique Camoiras, Máximo Valverde, Lina Morgan, Toni Leblanc, Carlos Larrañaga…, así como las revistas Colsada, Lido, y otras. Mucho es lo que le debe Úbeda a ese gran empresario de Antero Guardia y mucho se ha hecho esperar este homenaje que se le va a tributar en estos días en el que fue su foro profesional: el teatro Ideal Cinema. Aunque Antero Guardia se merece mucho más que eso.
El Parque Norte es el siguiente asentamiento del real de la Feria, De todos conocido el esplendor de la feria ubetense, una de las mejores de la provincia. Nuevamente ha sido objeto de traslado debido al acondicionamiento para su uso del Parque Norte. En esta nueva ubicación, próximo a la carretera de Baeza, esta será la tercera vez que acoge este lugar a la Feria y todo parece indicar que, al menos por bastantes años, va a ser el definitivo, por la amplitud del terreno y por la calidad y envergadura de las infraestructuras.
Les deseo a todos unas felices Feria y Fiestas.
¡VIVA SAN MIGUEL! ¡VIVA LA FERIA DE ÚBEDA!

Manuel Almagro Chinchilla

Crisis de fe

Publicado el 15/09/2007 en "Úbeda Información"

Unas prolongadas vacaciones como las que acabamos de concluir, casi siempre bien merecidas, son bastante gratificantes. Suele ocurrir que se acostumbra uno al ocio, a desarrollar una actividad distinta a la que nos ocupa el resto del año y la vuelta a la ocupación habitual origina las reacciones más diversas. A veces, incluso, el contacto con la realidad que nos era cotidiana nos parece una irrealidad, un sueño. Este es mi caso. El mismo día uno de septiembre, cuando ya empiezas a ver las calles, las caras y los periódicos de siempre, al hojear el Úbeda Información no salía de mi asombro al leer la columna de nuestro colaborador Javier Aroca, titulada “La fe también en Crisis”. ¿Real… irreal? Sí, era una realidad lo que estaba leyendo, me cercioré después de manosear el periódico y tocarme los ojos y la cara. Porque afirmar que la “fe está en crisis” cuando hay alguien que tiene “crisis de fe” es tanto como confundir el contenido con el continente o la nave con los navegantes, o dicho en un castellano más castizo: es tanto como confundir el culo con las témporas. Quizá un símil económico (por el apego que tenemos al dinero) nos deje más clara la cuestión: No podemos afirmar que “el dinero está en crisis” cuando no tenemos dinero, o tenemos poco, ya que realmente lo que ocurre es que “tenemos crisis de dinero, o crisis económica”. El dinero nunca está en crisis, esté donde esté, lo tenga quien lo tenga. El oro de ley nunca está en crisis aunque esté en el fondo del mar, la crisis la tiene quien carece de él o lo pierde. La fe no está en crisis, somos nosotros quienes tenemos crisis de fe.
El artículo de Javier Aroca se refiere a la supuesta pérdida de la fe de la madre Teresa de Calcuta en los últimos días de su vida, según una biografía que aparecerá próximamente. Sin duda que esta pequeña santa en lo físico pero grande en el alma, en proceso de canonización, habrá tenido sus crisis de fe como cualquier creyente y como cualquier santo. Siendo en éstos las crisis especialmente severas, baste recordar a san Agustín, san Ignacio de Loyola o santa Teresa de Jesús. Decir que Teresa de Calcuta “perdió la fe en los últimos días de su vida” es decir mucho de lo que no se sabe, porque no sabemos que pensaría nuestra santa en esos últimos momentos de la vida en los que ya no puedes hablar ni escribir nada. Decir que esa pérdida de fe supone “un golpe duro en la línea de flotación de los creyentes”, es una manifestación gratuita propia de una persona que no vive la fe, como el señor Aroca, ya que todos los creyentes conocen y viven crisis de fe. Crisis, incluso, que algunos no superan pero eso no quiere decir que la fe no esté siempre disponible para cogernos a ella como a una nave segura que no zozobra, que nos conduce a buen puerto, y que “los disparos a su línea de flotación” le resbalan. Nos podemos coger a esa nave con más o menos fuerza, con las dos manos, con dos dedos, con alfileres, o simplemente pasar de ella y no cogernos, según nuestra santa y respetable libertad. Hay gente que se aferra a la fe y no la suelta a pesar de todas las contrariedades materiales que la vida le da, porque la fe es una convicción del alma, es una creencia.
También se dice que (cita textual): “la religión condena al atraso a millones de personas y a atavismos incompatibles con el mínimo desarrollo humano y respeto a la condición de hijos de dios”. ¿Qué religión? En cualquier caso con esas afirmaciones se pone al descubierto un importante olvido de la historia y de la evolución de toda la cultura de Occidente basada en el Cristianismo. Son afirmaciones-acusaciones algo parecidas a las que debieron llegar hace dos mil años, y en otros tiempos más recientes, cuando se tomaban soluciones expeditivas para corregir estas “desviaciones” religiosas: la crucifixión, la entrega a los leones, los más refinados suplicios y martirios, o el paseíllo y el tiro en la nuca. Por cierto, siempre se obtuvo el efecto contrario de lo que perseguían los “corregidores”.

Manuel Almagro Chinchilla

Sueldos y trabajo en política

Publicado el 14/07/2007 en "Úbeda Información"
Suele levantar cierta expectación ciudadana, a veces morbosa, el hecho de que los munícipes elegidos por el pueblo para gobernarnos se asignen sus correspondientes sueldos. Es la primera medida que suelen adoptar, como es lógico, nada más dar con las posaderas en los sillones. Una actitud totalmente irreprochable, pues todo hijo de vecino que se precie de currante es lo primero que concierta cuando es llamado a un puesto de trabajo. No suelo elogiar la conducta de alcaldes que renuncian a su sueldo, a pesar de ser un hecho que les dignifica; siempre les quedará remuneraciones por dietas, gastos de representación, complementos varios y otras gabelas. Pienso que los munícipes elegidos para gobernarnos deben estar pagados; y además, bien pagados. Deben sentirse satisfechos, cómodos, como es justo que debe sentirse cualquier trabajador. Es un motivo más, el que más, para exigirle un buen rendimiento en el trabajo. Por eso no entiendo cómo puede haber partidos políticos que preconizaban en la pasada campaña electoral que sus candidatos, caso de ser elegidos, se impondrían como sueldo el salario mínimo interprofesional. Me parece el mismo disparate que si hubieran propuesto dejar la ostentosidad del palacio de Las Cadenas y trasladar las dependencias municipales a un par de pisillos, o tres, modestitos, de treinta metros cuadrados, de esos de la ministra Trujillo, y dejar la sede municipal para uso de unas cuantas asociaciones benéficas sin ánimo de lucro. Dudo mucho de la eficacia, ni siquiera de la conveniencia de adoptar el salario mínimo, sería el mejor germen para generalizar el malestar y el descontento de la gente que trabaja con eficacia y con afán de superación. La solidaridad no consiste en igualarnos por abajo, ni en compartir la miseria, sino en extirparla con medios, ¡con todos medios!, adecuados.
En cualquier caso debe quedar muy claro que quienes ya están instalados en sus poltronas tienen el deber inexcusable de trabajar, y de trabajar duro. No valen excusas ni pretextos ni lamentaciones como las que se están oyendo de los dirigentes del partido Socialista de Úbeda desde el mismo momento que se enteraron que habían ganado las elecciones, tales como: “será muy difícil sacar adelante los proyectos por culpa de la deuda que arrastra el Consistorio”; y otra, mucho más exquisita: “Hemos heredado una delicadísima situación económica que nos obliga cuidar en extremo los gastos que se realizan desde el Ayuntamiento. Esta última, contenida nada menos que en un programa de fiestas, en las del Renacimiento. Para el programa de la Feria pueden inventarse otra parrafada lastimera un poco más cargada de bombo. Por eso, porque tienen “que cuidar en extremo los gastos” anulan tres conciertos de Feria, a cambio de la actuación de “Dos pájaros de un tiro”, de Sabina y Serrat. Buen par de pájaros, no lo dudo, que recibirán de nuestro Ayuntamiento 120.000 euros más una importante participación de la taquilla, superando considerablemente el costo de los conciertos anulados. ¿Tanto le tienen que agradecer a Sabina? ¿Donde están las palabras de “menos fiestas y más obras sociales”?
Sería de desear dejarse de lamentaciones y desechar el victimismo. Es un mal que aqueja a la provincia entera, así nos luce el pelo. Déjense de monsergas que sólo les va bien a quienes les han votado, que se creen todo lo que les echen; pero no para quienes no les han votado, que son la inmensa mayoría de los ubetenses: unos porque no han votado a nadie, otros porque no han podido votar y otros porque han votado a otros partidos.
Los ciudadanos deben saber, como muy saben los políticos, que sería muy difícil encontrar algún Ayuntamiento desde La Coruña hasta Almería y desde Gerona a Santa Cruz de Tenerife que no esté endeudado, sobraría con los dedos de una mano para contarlos. Y cuando acabe este mandato de cuatro años, el Ayuntamiento de Úbeda seguirá endeudado. Es inevitable porque los ayuntamientos cada vez asumen más competencias, ofrecen mejores servicios a sus ciudadanos, y porque la financiación de los municipios es la gran asignatura pendiente de nuestra democracia. Lo malo del todo no es endeudarse. Lo verdaderamente malo es endeudarse y encima no hacer nada, como previsiblemente va a ocurrir en este mandato si alguien no lo remedia. Así es que ya está bien de emplear constantemente como arma arrojadiza el argumento de la deuda, porque al final es un boomerang, y pónganse a trabajar al menos para conservar lo que han hecho otros, porque pueden llegar a aburrir hasta a las ovejas.

Manuel Almagro Chinchilla