Excelentísimo señor alcalde, autoridades, amigos que me
escucháis. Buenas noches a todos.
Deseo la mayor felicidad a todos los que nos reunimos en estos días de Feria
en esta bendita tierra en torno a nuestra Patrona, Santa Ana.
Creedme que cuando recibí el encargo de José Amador
de ser el Pregonero de la Feria, me creó cierta intranquilidad y a punto
estuve de decirle que no. Sentía que era un compromiso que no debía aceptar.
No me veía subido aquí, hablando desde este balcón, porque qué decir después
de tantos años diciendo cosas de vosotros y a vosotros en el periódico. De
las noticias originadas con el vivir diario... De todos los avatares
políticos habidos en el Ayuntamiento, con plenos a veces interminables. De reportajes
como los de la Romería de San Gregorio, tradicional y multitudinaria, con el
Niño de la Bola y la Piedra de San Gregorio. De la Semana Santa con la
originalidad de la Verónica. De la Comunidad de Regantes con su pantano y el
cambio del sistema de Riego, una obra un tanto faraónica con origen en el
siglo XIX, una de las más antiguas de España. De las rutas turísticas que
tienen como centro neurálgico a Pozo Alcón. De los reportajes de Feria, de la
verbena, del ferial, destacando especialmente lo más selecto de la belleza
del pueblo, la Reina de la Feria y su corte de honor, guapísimas y que gozan
de un lugar preferente en todas las actividades festivas. De la sierra.
De los negocios y la actividad comercial. Y de tantas cosas que la
lista sería interminable, como corresponde a un pueblo en marcha.
¿Qué rasgos de la sociedad poceña quedaban por
desvelar?
Ya estaba todo dicho
Sin embargo enseguida descubrí que era una magnífica
oportunidad, quizá irrepetible, de estar de nuevo con vosotros, pero esta vez
en directo, cara a cara, sin los moldes ni ajustes más o menos
acomodables que exige una página de periódico. Gracias por tanto a la
Comisión de Fiestas, a José Amador…a todos los que han hecho posible que yo
esté hoy aquí hablando desde este balcón.
Y gracias sobre todo por confiar en mí. Sí, por
fiaros de mí. Y permitidme la broma, porque no siempre la gente se ha fiado
mí, porque luego el periodista va y lo “casca todo”.
Es así, con el trato directo, con el cara a cara, es
como se desvelan matices, gestos, tonos, semblantes…, que van dibujando la
verdadera naturaleza del ser humano y que de ninguna manera es posible
imprimir en una hoja de periódico. Ha sido con el contacto del día a
día, el más enriquecedor, el que a mí me ha permitido ir perfilando la auténtica
personalidad del ser poceño: sentir el palpitar de sus inquietudes, vivir y
disfrutar con su contagiosa alegría, compartir la ilusión de sus anhelos,
volar en la fantasía de sus sueños, y llorar en la intimidad sus amarguras.
Todo empezó en un encuentro que tuve la primera vez
que yo vine a este pueblo, en un día de visita muchos años antes de ser
destinado definitivamente al instituto. Era allá por los primeros años de la
década de 1960, hace cincuenta años. No siempre es fácil contener las emociones
ni dominar los impulsos, al volver la vista atrás cincuenta años...
Volver
Volver…
con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien. Sentir que es un soplo la vida que cincuenta años no es nada que febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra. Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez
Cincuenta años…Hasta entonces yo a Pozo Alcón sólo
lo conocía en el mapa. Era una época heroica, en la que para llegar aquí era
necesario un tanque, más o menos, para transitar por la carretera del Puerto
de Tíscar. La agricultura, en pleno apogeo, todavía se hacía a músculo, tanto
de personas como de animales. Los cortijos se veían habitados y en plena
producción. La sierra era una fuente de recursos. Los arrieros comerciaban
los más variados productos autóctonos hasta más allá de los límites de las
provincias de Jaén y Granada. El pueblo hervía en actividad y posiblemente el
número de habitantes se acercaba al doble del actual censo. Estábamos en España
en pleno apogeo de la emigración, sobre todo en el Sur. Y el urbanismo,
también hay que decirlo, no era precisamente muy decoroso, con calles sin
asfaltar y fachadas bastantes deprimentes.
Este fue el escenario del Pozo Alcón que descubrí
aquel día de mi llegada. Y, como seguidamente pude comprobar, se trataba de
gentes activas, negociantes, arriesgadas, comprometidos con la vida. Adiviné
que era un mundo nuevo para mí, una faceta distinta de nuestra provincia, a
cuya capital siempre se ha visto y se ha sentido tan lejana de esta tierra.
Recuerdo, cómo olvidarlo, que vine con un amigo mío
y su padre que conducía un Seat 600 de la época, cuando los coches podían
contarse con los dedos de una mano, cuando para comprar un automóvil nuevo
había que solicitarlo y a veces tardaban más de un año en concedértelo.
Pues bien, después de vivir la aventura del Puerto
de Tíscar, llegamos felizmente al Pozo y dejamos el coche ahí enfrente, en la
esquina de la ferretería de Pepe. Al otro lado, la Iglesia, la primitiva de
toda la vida y en la puerta un grupo, un corrillo, de hombres observaba con
interés la escena de la llegada del automóvil y sus ocupantes. Hasta tal
punto les llamó la atención que pronto se dirigieron al conductor para que
les vendiera el coche. E insistían denodadamente para conseguir el objetivo.
Algo insólito, quién lo iba a pensar, ¿cómo se podía
cerrar un trato con esa rapidez?, ¿cómo íbamos a volver a Úbeda?
La porfía cesó en vista de un empeño imposible y
pronto se hizo la hora de comer. Nos indicaron una casa que estaba por la
calle Monge o sus alrededores, no recuerdo bien. Nos pusieron un potaje de
habichuelas con chorizo que sabía a gloria bendita y dos huevos fritos de
gallina de corral, con un sabor, como no los he vuelto a comer en mi vida. Como
sobremesa nos acomodamos en torno al fogón de la chimenea. Tanto le
celebramos la comida que llamaron a una familia vecina, que tenía cosecha,
y nos vendieron tres celemines de habichuelas y un par de pollos
cortijeros, vivos, que nos llevamos cacareando cogidos de las patas con la
cabeza para bajo.
¡Ah…! Se me olvidaba, para postre nos endilgaron dos
décimos de lotería.
Si no nos vamos nos venden hasta el reloj de la
Torre.
No teníamos máquina de fotos. Ni por asomo pensé que
alguna vez tendría yo nada que ver con un periódico, pero la impronta captada
aquel día aún permanece con el mayor cariño en lo más profundo de mi corazón.
Veinte años más tarde, en 1981, tuve la oportunidad
de haber venido a vivir a Pozo Alcón. Me propusieron abrir aquí la sección
del instituto de Úbeda que ese año se implantaba. No acepté porque por
entonces mi situación familiar y la dificultad de la comunicación viaria no
lo hicieron posible. Fue ya en 1985 cuando obligatoriamente por resolución
del concurso de traslados me adjudicaron en el instituto de Pozo Alcón la
plaza de Maestro de Taller de Electricidad, de aquella Formación Profesional
que ya había entrado en fase de extinción, y también me hice cargo de la
asignatura de Tecnología en el nuevo sistema de Reforma de las Enseñanzas
Medias.
No sospeché nunca la variedad y riqueza de
acontecimientos que me estaban esperando, no sólo en el instituto, enfrascado
en todo el proceso de Reforma de la Enseñanza, sino más aún en la labor
periodística que poco después empecé a desarrollar.
Rápidamente quedé involucrado en el dinamismo que
caracteriza a las personas de este pueblo y con un alumnado predispuesto a
descubrir y a poner a prueba sus propias facultades
Creo que llegué al pueblo adecuado en el momento
oportuno.
No voy a entrar en la exposición de mi labor docente
en el período que estuve al frente de mis funciones hasta mi jubilación. Sólo
decir escuetamente que puse en ello todo mi empeño en transmitir mi mejor
saber-hacer. Fueron muchos los cursos en los que la totalidad de los alumnos
procedentes de Primaria pasaron por mi aula y taller. Muchos de ellos hoy
aquí presentes. Quizá sean ellos quienes puedan emitir alguna opinión más
detallada. En cuanto a mis compañeros debo celebrar el exquisito trato que
siempre mantuvimos hasta el mismo día de aquella inolvidable despedida.
Eso sí, pedirles perdón por mi impertinente lucha para que dejaran de fumar
en el centro.
En cambio sí quiero dedicar algunas líneas para
recordar otras actividades extraacadémicas que despertaron gran atracción
entre el alumnado, como las inolvidables y enriquecedoras excursiones de
Naturaleza, al Cabañas, a la Bolera, Peralta. Y, sobre todo, aquellos
festivales organizados con el fin de recaudar fondos para realizar el Viaje
Fin de Curso. Fue impresionante la acogida que tuvo tan favorable en aquellos
chicos y chicas y el nivel de participación como protagonistas e intérpretes
en espectáculos de cara al público. Supuso una tarea que encajaba
perfectamente en el perfil de unos adolescentes resueltos y valientes, ávidos
de experiencias nuevas, que desvelaban quizá facultades escondidas de la
clásica personalidad poceña, inquieta y decidida. Fue un verdadero torbellino
en la imaginación y en la inventiva que fructificaba, tras laboriosos
ensayos, en forma de conciertos de Play Back, desfiles de modelos, en
sainetes escritos por algún profesor de Lengua, rifas, concursos y todo aquello
que tuviera algún cariz recaudatorio. Locales como la Génesis de Ángel
Escámez, la desaparecida Escorpio de Andrés Monge o la Discoteca Nilo fueron
el marco de muchos de aquellos acontecimientos. Actuaciones que también nos
permitíamos la satisfacción de exportarlas a escenarios de localidades
próximas, como Cuevas del Campo, Zújar, Baza, Campocámara...y que durante
varios años nos permitieron fondos suficientes para viajar a la Costa
Brava a Mallorca y a Lisboa.
Pero como el don de la ubicuidad no se encuentra
entre mis facultades, tuve que dejar aquella ocupación extraescolar para
ocuparme de la corresponsalía de Diario JAÉN en Pozo Alcón, que desde
entonces me iba a ocupar prácticamente todo mi tiempo libre
Aquí tampoco me voy a dedicar a reeditar noticias
que ya fueron publicadas, ni voy a mencionar nombres de personas ni de
partidos políticos que en su día ya tuvieron su éxito como estrellas, ahora
el protagonismo es del pueblo, mi pueblo porque así lo siento, en su Feria y
Fiestas de Santa Ana.
Sí voy a destacar algunos aspectos adyacentes que
ilustran la elaboración de la noticia. Quiero incidir en la envoltura, en la
forma, quizá en la anécdota, antes que en el contenido serio y riguroso de lo
ya conocido y publicado.
La primera noticia sale en el periódico el día 22 de
julio de 1991, precio del ejemplar 80 pesetas, 48 céntimos de euro
aproximadamente. Se trataba del Campeonato de las 24 horas de Futbol
Sala, “Futbito”, en el que queda campeón el equipo local “Los Marchosos”
que se lleva un premio en metálico de cuarenta mil pesetas, el segundo
puesto es para el Bailen y el tercero para Huéscar. Era la segunda edición
del trofeo, hoy continúa por la número 23.
Aquella noticia la tuve que realizar un poco
atropelladamente. Acababa de llegar al periódico de la mano de Juan Vicente
Córcoles, un compañero del instituto, profesor de Geografía e Historia, que
aquel año abandonaba el centro y había estado desempeñando el puesto de
corresponsal de Diario JAËN. Fuimos y me presentó al director quien me pidió
una noticia para ¡ya!, “¡para ayer!”, como suele decirse en el argot
periodístico cuando algo corre mucha prisa. Me cogió de sorpresa. Llegué al
Pozo y no tenía ni máquina de escribir; de ordenador… qué decir, dudo que
hubiera alguno en todo el pueblo. Tuve que escribir la noticia a mano en un
papel y con bolígrafo. Este mismo método tuve que emplearlo las dos o tres
primeras veces. Otra cuestión, no sencilla, y que duró varios años, era hace
llegar la noticia a la redacción del periódico, que debían estar a primera
hora del día siguiente. El fax era algo desconocido, aunque no tardó en
aparecer y el internet estaba todavía bastante lejano. El sistema
empleado era entregar el encargo al conductor del coche de línea, Muñoz
Amezcua, que salía para Jaén a las seis y diez de la mañana. Francisco Cruz,
ya fallecido, era el conductor habitual. Una vez en Jaén un equipo de
mensajeros del periódico llevaba los distintos encargos de los corresponsales
a Redacción. La aparición del fax abrevió “mágicamente” este procedimiento,
aunque no servía para enviar fotos, que siguió con el procedimiento del coche
de línea, hasta que unos años más tarde se generalizó el uso de
internet.
Quiero referirme ahora a una noticia que considero
fue la más impactante y la que ha tenido mayor repercusión de todas las
publicadas hasta ahora. El día 24 de diciembre de 1991, día de noche buena y
quizá como “regalo” de Navidad, sale en la portada de Diario JAËN una noticia
con el siguiente titular:
Pozo Alcón plantea integrarse en la provincia de
Granada.
El titular se complementa con un amplio resumen del
acuerdo del pleno aprobado por mayoría absoluta de siete concejales. Hay unas
declaraciones, entre otras, del portavoz del grupo que presenta la moción en
las que califica de “intolerable” la actitud de las instituciones de aplazar
por enésima vez la construcción de la carretera Comarcal 323
Villacarrillo-Huércal Overa, la única que nos une con la provincia.
Manifiesta que “sería enormemente beneficiosa para toda la comarca, la incorporación
del municipio a Granada”.
En las páginas de interior, la sección dedicada a
provincia, abría igualmente con un titular parecido, acompañado de foto del
portavoz con amplia y detallada información, en la que se habla de
“aislamiento”, “abandono”, y se amenaza con movilizaciones y de
solicitar la integración del municipio a la provincia de Granada.
Recuerdo que aquel pleno se desarrolló con total
normalidad, aunque en el ambiente reinaba una frustración general por la
negativa de las instituciones para llevar a cabo las obras de la carretera.
La noche antes de la publicación, a las once de la
noche, a punto de cerrar la edición del periódico, recibo una llamada del
redactor jefe:
— Manolo ¿es cierto todo lo
que dices en la noticia?
— Sí, claro cómo no
— ¿Lo puedes demostrar? ¿Lo
tienes suficientemente documentado?
— Lo tengo todo grabado. No
hay ningún problema.
— Está bien. La noticia es
una bomba. Mañana sale en la portada. Hay que estar preparado. Tenemos a
todos los medios de comunicación encima.
No pude pegar el ojo. No
se me había presentado una situación semejante en el poco tiempo que llevaba.
Soñaba con mil formas diferentes de cómo sería la portada
A la mañana siguiente no
pude entrar en el Ayuntamiento, los medios de comunicación lo habían tomado.
Las comunicaciones telefónicas con el exterior estaban colapsadas. La
repercusión fue a nivel nacional
Lo que siguió a todo
aquello es bastante conocido: Implicación de todos los pueblos de la comarca.
Varios años de debate y combate. Reuniones rotativas de los alcaldes
por los pueblos, viajes a Sevilla. La venida a Pozo Alcón del presidente
Chaves para calmar los ánimos. Hasta que al final, ahí la tenemos, una
carretera de nuevo trazado alternativa a la de Tíscar.
No puedo dejar de mencionar una noticia relativa a
la Enseñanza y que acaparó la atención, al menos, de la Comunidad Andaluza,
me refiero al premio Euroscola, conseguido por un grupo de alumnos del
Instituto, que los hizo viajar nada más y nada menos que al mismísimo Parlamento
Europeo de Estrasburgo, donde asistimos a una asamblea plenaria para exponer
el trabajo premiado: una edición digital, ilustrada, de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Y de paso nos permitió estar una
semana visitando algunas ciudades francesas.
Y ahora, quiero rendir homenaje a un hombre que ya
no está entre nosotros. Entró a trabajar al servicio del pueblo, aquí en el
Ayuntamiento, en el año 1940. (Son datos de una entrevista y por lo tanto
publicada) Su sueldo era de diez pesetas diarias, cuando sólo el pan nuestro
de cada día le costaba veinte pesetas (tenía ocho hijos) Se llamaba José
María Quesada Sánchez. Hoy tengo algo en común con él, aunque con una gran
diferencia. Yo soy el último Pregonero, un título me va a durar sólo un año,
porque el año que viene será otro. José María Quesada Sánchez fue el último
pregonero. De aquellos de los de voz en grito, que pregonaban a viva voz por
las esquinas y cuyo título permanecerá con él para siempre en el tiempo. El
último Pregonero de Pozo Alcón. Heredó de su antecesor, Francisco Expósito
Calleja, dos uniformes, uno de invierno y otro de verano, con dos filas de
botones dorados, una gorra de plato con las iniciales V.P. Voz Pública y la
preceptiva trompeta, aunque a ésta no le hizo mucho caso, pues siempre
presumió de tener buena voz. Los puntos donde paraba a informar eran siempre
los mismos: la calle La Higuera (actualmente calle Tosca), la calle Los
Lucios (actualmente Avda. del Fontanar) , el Barranco, la Placeta del
Santo, la puerta del Tío Fiera (esquina de la calle Lérida), el cruce de la
carretera de Jaén y detrás de la torre del Reloj. En aquella larga
entrevista, cuando ya tenía ochenta años y una voz temblorosa, me hizo un
pregón de los suyos, cuyo tono, obviamente, no pude transcribir. Hoy, gracias
a esta tribuna privilegiada de Pregonero, quiero hacerle este humilde
homenaje póstumo y complacerle en aquél deseo suyo de entonar su pregón: Va
por ti, José María, allá donde estés, que no puede ser otro sitio que la Gloria:
¡¡¡ Por orden del señor alcalde se hace saber…a
todos los regantes de Pozo Alcón, Hinojares y Zújar… Que mañana se podrá
regar toda la superficie con derecho a riego de Primavera…Y al que se le pase
el turno de riego, no podrá regar hasta la tanda siguiente…Y el que se cuele
de la superficie será denunciado al Jurado de Riegos para que le impongan la
sanción correspondiente!!!
Tampoco es fácil de imprimir las sensaciones que
emanan de las vivencias en la Sierra, que siente todo aquel que anda por sus
sendas, contempla sus insólitos parajes y admira su flora y su fauna. Dos
años en Cazorla hicieron enamorarme de ella, veinte años en Pozo Alcón me han
hecho vivirla en plenitud. Curioso, dos pueblos unidos o separados por la
Sierra, no lo sé. Lo cierto es que ella es mi pasión. En la Sierra he tenido
vivencias muy gratificantes, he descubierto rincones insospechados, me
he fatigado por llegar a metas imposibles, me han sorprendido tormentas
atronadoras, he pasado noches cobijado entre las rocas, he superado miedos
insufribles y he disfrutado la libertad que sólo la soledad te puede dar, sin
más límites que el cielo el Sol y la Luna.
Por este tiempo, en verano, en período seco, la
recogida de ese liquen parásito de los pinos, la Usnea Barbata o Barba de
Capuchino al que los serranos, que son sabios poniendo nombres, le llaman La
Pelusa, estaba en todo su apogeo. Varias cuadrillas, a cargo de José
Novaliche, pasaban la temporada en la sierra afanados ardorosamente en ese
cometido. Llevaban sus víveres, útiles y animales de carga Establecían
el centro de operaciones en algunas de esas encantadoras casas forestales
situadas en parajes idílicos, como la Cañada de las Fuentes, en el
Nacimiento. Nava del Espino, Fuente Acero, Fuente Segura. En más de una
ocasión les he acompañado en misión de reportero. De día he seguido sus
sendas y a la noche, en torno a unas brasas, he participado en sus tertulias
a la luz de un candil.
Vivencias, junto a otras, que bien iba buscando o me
salían al paso y que he ido acumulando documentalmente. Aunque tenía como más
importante la necesidad de guardarlas en ese archivo personal blindado
que traspasa la mochila y que llevamos en lo más profundo del conocimiento
para disponer de él en un futuro que veía todavía lejano.
Ha sido una etapa de mi vida que reniego a contemplarla
en pasado. Pero inexorablemente el tiempo pasa y pesan los años. Las
precauciones ante un accidente en solitario se extreman, la meteorología
adversa aparece ya como una barrera casi insalvable, dormir a la intemperie
teniendo por cabecera una piedra te parece una locura… Las circunstancias son
otras; y, sobre todo, pesa el condicionante de que la familia… es la familia.
La historia no se repite, se cuenta y sobre todo
aporta experiencia y madurez
Ahora veo con una gran satisfacción y sigo con
enorme interés todo lo que se publica de la Sierra, en esa magnífica
página web de los “Amigo de la Sierra del Pozo” que vio la luz gracias a su
administrador, Francisco Cruz, Paco el Chapista, KRANKER, el gran KRANKER que
ha revolucionado todo el universo internauta del montañismo. Sigo sus
rutas organizadas descubriendo con ellos otros parajes nuevos para mí, porque
la variedad es inagotable y ha logrado involucrar a montañeros de toda España
que elogian las características geográficas para practicar todo tipo de
deportes de montaña. Vemos cómo surgen, a imitación suya, “Amigos de Sierras”
de toda la Península. Los Amigos de la Sierra del Pozo, a donde tengo el
orgullo de pertenecer, es una referencia obligada para el amante del mundo
del senderismo. Y muy bien puede ser un ejemplo de qué hacer para promocionar y dar a conocer las
rutas turísticas que tienen como centro neurálgico a Pozo Alcón. Rutas que se
dirigen hacia los cuatro puntos cardinales, entre ellas quiero mencionar la
que llega hasta las Sequoias centenarias de la Losa, vía Castril y pantano de
San Clemente. O la de Jabalcón, Negratín, Baños de Zíujar. O la de
Hinojares, Chillar, Castellones de Ceal. O la de la Cueva del Agua,
Tíscar y Quesada. Pero para ello hay que asumir y creérnoslo de que Pozo
Alcón es el centro neurálgico.
Amigos, voy a ir terminando, pero antes no puedo
dejar de mencionar una ruta que no tiene nada que ver con las anteriores,
quizá no del todo conocida, que está muy vinculada a Pozo Alcón y que no
tengo la menor duda que en su día tendrá un futuro espléndido. A mí me hizo
vivir la experiencia más maravillosa de mi vida. Me refiero a la Vía del
Sureste, que parte desde Tíscar con dirección a Santiago de Compostela.
Es un camino de peregrinación jacobeo, diseñado y preparado desde aquí
y desde aquí se inició a pie participando un grupo de personas, alguna de ellas
presente ahora aquí, y algunas también de este pueblo.
Es una vía que pretende fomentar las
peregrinaciones desde esta parte del Sureste de la Península a Santiago de
Compostela, pero dando relevancia a todo lo nuestro, descubriendo y
redescubriendo puntos, lugares de inusitado interés desde cualquier punto de
vista que se mire: histórico, cultural, monumental, de naturaleza… Resaltaré
los más importantes: Tíscar, Quesada, las ciudades patrimonio de Úbeda y
Baeza, la monumental Baños de la Encina, Sierra Morena, la Virgen de la
Cabeza, Santuario de la Virgen de Guadalupe, Monasterio de Yuste, Valle del
Jerte, hasta enlazar con la conocida Vía de la Plata y posteriormente con el
Camino Francés, en Astorga. Todo esto está documentado y son realidades que
están ahí, aletargadas, esperando su reactivación en la que la juventud tiene
mucho que decir.
Y no quiero terminar sin decir algo a la juventud, a
nuestros hijos, que están sufriendo una dura crisis. Una crisis que la
padecemos todos. Mirad, siempre ha habido crisis, preguntad a vuestros
padres, preguntad a vuestros abuelos. Se repiten con bastante frecuencia y
afectan a todos los órdenes de la vida. Desde que tengo uso de razón es una
palabra que he oído periódicamente. Las crisis se superan con recursos.
La principal fuente de recursos está aquí, en la cabeza. Las dificultades
agudizan el ingenio. No tengamos la menor duda, saldremos de la crisis, como
siempre se ha salido; y en nuestro tiempo con un hoyo de pan y aceite.
Miremos a nuestro alrededor, veamos qué materias primas tenemos, busquemos de
qué realidades partimos y pongamos a trabajar las neuronas. No las dejemos
ociosas porque ese es el peor de los males para los humanos, jóvenes y
viejos. Busquemos, proyectemos, innovemos sin miedo al fracaso, rompamos
moldes si es preciso. No estamos ante el abismo, estamos ante una nueva etapa
de la evolución del ser humano, tan frecuente como precisa, como las que se
han ido sucediendo desde que el Cromañón habitaba en las cavernas.
Os voy a decir algo, una frase, que tenía como lema
un gran presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Rooselbert, y que
seguramente todos conocéis, “sólo hay que tenerle miedo al miedo”. Con esa
convicción le hizo frente a aquella crisis demoledora: la gran depresión, el
crack de 1929 que desembocó en la segunda guerra mundial. El único presidente
que ha sido elegido en cuatro legislaturas.
Os digo otra más, son unos versos sacados del
Cántico espiritual de ese gran místico precisamente muerto en Úbeda, San Juan
de la Cruz:
Buscando mis amores, iré por esos montes y
riberas Ni cogeré las flores, ni temeré a las fieras y pasaré fuertes y
fronteras.
Bien, me despido. Me despido dándoos las gracias por
algo os he ido cogiendo poco a poco durante quince años. Unas veces me lo habéis
dado de buena gana, otras veces de no tan buena gana y otras os lo he cogido
sin que os dierais. Se trata de la obra periodística que tengo de Pozo Alcón.
Os doy las gracias por ella. Ya sé que quince años en la vida de un pueblo es una
insignificancia, una minucia. En la vida de una persona es una profunda
huella.
Y Ahora nos vamos. La Feria nos espera.
Decid conmigo:
¡¡VIVA SANTA ANA!! ¡¡VIVA POZO ALCÓN!!
|
********************Una visión con el color de mi cristal************************
Pregón de feria de Pozo Alcón 2013
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