Sobre el aborto


José Antonio Díez Fernández disertó sobre el aborto en una conferencia celebrada en el centro cultural "Guadalmena"

Díez Fernández es doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, tiene a su cargo la Coordinación General de la Asociación Nacional de la Objeción de Conciencia (ANDOC), materia sobre la que lleva editadas varias publicaciones, entre las que cabe destacar: "Comites Nacionales de Bioética" y "Libertad y Conciencia en la Profesiones Sanitarias", es autor de numerosos artículos y ha pronunciado varias conferencias.

En su exposición, el conferenciante abordó la problemática actual existente derivada del debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo, aborto, surgida como consecuencia de la aprobación de la llamada ley del aborto, que entrará en vigor el próximo uno de julio.
Desde el principio, Díez Fernández, quiso dejar claro que el aborto "no es un problema religioso; sí puede ser un problema médico, social, antropológico..." -no obstante, matizó- que "desde el punto de vista de las religiones se entiende mejor al ver con mayor profundidad lo que es el ser humano". Abordó seguidamente el fondo de su tesis, sometiendo a la consideración y análisis de los asistentes el enunciado de dos frases, ya transcendentales, separadas cronológicamente por setenta años. La primera de ellas fue pronunciada en 1939: "Un judío, independientemente de su edad, es claro que es un ser vivo, ahora bién, no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello". La segunda frase, siete décadas después, reza así: "Un feto de trece semanas es un ser vivo, pero no puede decirse que sea un ser humano, porque eso no tiene ninguna base científica". Existe alguna similitud entre ambas oraciones. La respuesta surge inevitable y categórica, la similitud es más que evidente. En cambio no es para sorprendese de ellas conociendo a sus autores: La primera fué pronunciadapor un alemá, Adolf Hitler. La segunda, por una española, la ministra de Igualdad, Bibiana Aído.

La dignidad del ser humano
Ambas sentencias tienen algo más que un simple parecido, estas escalofriantes declaraciones tienen en común el considerar la dignidad del ser humano no como un atributo, característica inalienable y propia de todos y cada uno de los seres humanos, sino como un factor variable dependiente de lo que piensen o legislen otros. Con este pensamiento, el que un ser humano exista, piense, o que pueda vivir y morir con una determinada dignidad, no va a depender del respeto que merezca su vida sino de lo que dicte una determinada ley, o de lo que diga un médico o un familiar o un político. "Y en consecuencia -subrayó- la dignidad humana pasa a ser un bién de intercambio y consumo que, según quien la administre, se entenderá de una manera u otra".

Un delito convertido en derecho
Con idéntica claridad entró en el análisis de distintos aspectos de la nueva normativa legal, la que, si nada lo impide, entrará en vigor en el próximo mes de julio. Así, mientras que con la actual legislación aprobada en 1985, el aborto es un delito despenalizado sólo en determinados supuestos, con el nuevo texto legal queda convertido en todo un derecho. Un derecho que amparará hechos tan peculiares como el que pieda ser ejercido libremente, sin ningún tipo de exigencias ni trabas, por cualquier embarazada de hasta catorce semanas de gestación, incluyendo a menores de edad a partir de los dieciséis años, sin necesidad de conocimiento ni permiso paterno. Este plazo puede ser ampliado hasta las veintidós semanas de gestación (cinco meses y medio) si se alegan malformaciones genéticas del feto o trastornos físicos o psiquícos de la futura madre. Algo que puede ser calificado de "infanticidio" -afirmó José Antonio Díez- teniendo en cuenta los conocimientos acualescde la ciencia, que demuestra que desde el mismo momento de la fecundación existe un ser vivo con toda la información genética, rasgos característicos, que le acompañará a lo largo de su existencia.

Cifras
El panorama que nos deja ver las cifras, siempre un tanto agobiantes, no deja de ser desolador: Desde 1985 el aborto se ha llevado por delante a más de un millón de vidas humanas, en Europa más de veintidós millones. Sólo en el año pasado se produjeron ciento quince mil abortos en España, quince mil entre adolescentes de dieciocho años, número que va en aumento y que nos sitúa ya en el quinto puesto del mapa europeo, cuando por otra parte somos el segundo país en número de adopciones internacionales: carorce mil el año pasado. Estas cantidades nos revelan que problemas demográficos y económicos asociados a esa falta de población, se hubieran atenuado sensiblemente.
Asímismo criticó el conferenciante la ausencia del hombre en la responsabilidad ante el aborto, "No es un problema sólo de la mujer, sino de la mujer sola" -enfatizó- "amenazada por las circunstancias de su entorno, que se ve abocada a asumir un problema en solitario; el setenta por ciento de ellas solteras, con pocos recursos económicos y baja cualificación académica; una forma más de violencia doméstica. "Es la razón de la sinrazón" -precisó con rotundidad- "de una ley que pregona el feminismo y la libertad de la mujer y ha resultado ser profundamente machista". No es un problema religioso, pero bajo el punto de vista cristiano implica a las almas y a la conciencia de las personals, lo cual nos hace apostar por la vida.
Dos grandes frases cerraron su discurso: "Me parece tan claro como el día que el aborto es un crimen", (enjuició en su día el Mahatma Gandhi) Asimismo, Juan Pablo II, sentenciaba por su parte: "No puede haber auténtica paz sin respeto a la vida, especialmente si se es inocente e indefenso, como es la vida de los niños que aún no han nacido".