Úbeda, ecología urbana

Biológicamente hablando la ecología urbana se ocupa de las interacciones de los seres vivos en los núcleos habitados. Mucho se puede hablar de la ecología urbana en la Capital de la Loma, aspectos como la contaminación atmosférica, los residuos sólidos, las aguas residuales, los vertidos incontrolados, la contaminación acústica, la flora y la fauna son asuntos interesantes para ser tratados en un futuro. No obstante hoy quiero referirme a uno de estos aspectos: a la flora urbana, que puebla nuestros jardines de plazas y calles que adorna monumentos. Es un tipo de flora que el hombre utiliza a voluntad, escoge especies adecuadas para los fines que persigue, controla su reproducción, las coloca y distribuye convenientemente, las cuida con verdadero mimo y juega con sus formas buscando una bonita estética para resaltar tanto las características de la propia planta como el objeto que es motivo de decoración. Es bueno que el hombre se sirva respetuosamente de la naturaleza en provecho propio. Pero hay situaciones, en nuestra querida Ciudad de los Cerros, en las que la flora urbana, que en su día se puso para realzar la belleza de nuestros monumentos, hoy cumple la misión inversa; es decir, deteriora y afea la estética. Y voy a referirme a cinco casos concretos. Uno de ellos es el magnífico ejemplar de laurel, de enormes proporciones, que impide la contemplación de la facha principal del Hospital de Santiago. Sin duda alguna que es un árbol excepcional, pero que debía lucir con todo su esplendor en otro lugar más adecuado, como por ejemplo en el Parque Norte. Una anécdota nos puede dar una idea de la aberración del caso, ocurrió cuando a mi amigo Loren le preguntaron unos turistas en la Plaza Vieja por el Hospital de Santiago. Mi buen amigo, no tuvo otra ocurrencia que decirles que se encontraba junto a un laurel que verían al final de la calle Nueva.
Otro caso es el de los cipreses que se encuentran pegados a la muralla en la puerta Graná (Sí, Graná, “ubedí básico”), un ciprés a cada lado de la puerta. Bien estuvieron cuando eran unos arbolitos que no sobrepasaban el metro de altura, pero hoy ocultan gran parte de la belleza original del conjunto, incluso el ciprés de la derecha ha tapado totalmente el matacán de la muralla, que se encuentra, por cierto, desplazado de la puerta. Estos cipreses deben ser trasplantados a otro lugar y dejar libre la muralla para que pueda exhibir toda su belleza.
Otro caso es el de los árboles de gran porte, los ailantos, que se encuentran en la acera de la fachada Sur de El Salvador y llegan hasta la Redonda de Miradores. Esta masa arbórea oculta una extraordinaria y bellísima perspectiva, no sólo de El Salvador, sino de toda la plaza de Vázquez de Molina cuando nos situamos en el Mirador de la Redonda.
Igualmente ocurre con el pequeño bosquecillo de “cinamomos”, esos árboles cuyo fruto son pequeñas bolitas amarillas, que se encuentran en la zona de la estatua de Andrés de Vandelvira y que impiden la visión del palacio del Marqués de Mancera (hasta hace poco convento de las Siervas), ocultan la fachada y puerta de la Consolá (ubedí básico) de la colegiata de Santa María, y tampoco dejan ver la Cárcel del Obispo (Juzgados). En general, las plantas ornamentales que deberían adornar la Plaza de Vázquez de Molina, deberían ser sólo setos y macizos y que no sobrepasaran el metro de altura. .
Y por último, la guinda que preside este desaguisado pastel vegetariano, nunca mejor dicho, es la yedra que cubre el campanario y gran parte de la iglesia de San Lorenzo. Este caso es el prototipo del abandono, de la dejadez, de la desidia, de la falta de tacto y del desprecio al monumento y al buen gusto. No existen precedentes de un caso semejante en la arquitectura monumental e histórica en el mundo civilizado. Un caso que ha llegado a una situación de muy difícil solución y que muy bien pudiera hacer irrecuperable este preciado monumento.

Los casos que se han expuesto seguro que cuentan con defensores para que la situación continúe tal como está, invocando una pretendida ecología que en realidad es falsa, puesto que ha roto el equilibrio flora-monumentos y no tiene en cuenta el factor humano que también forma parte de esa armonía que debe reinar en el medio ecológico urbano. En el Movimiento Ecologista, al igual que ocurre con algunas ideologías políticas y religiones, pueden arribar corrientes o individuos radicalizados, de corte “fundamentalista-integrista”, ignorantes de lo que es la concordia y el concierto ecológico. Ecologistas de pacotilla que hacen su peculiar interpretación de lo que debe ser la Ecología pura y no admiten que alguien la relativice y limite su alcance, ni tienen en cuenta que la civilización y la cultura deben estar integradas en la ecología urbana. Señores del gobierno municipal, lo mismo que han rectificado en el asunto de la cantera de la Dehesa del Moro, rectifiquen y restablezcan el equilibrio ecológico entre la flora y monumentos en nuestra querida Úbeda Patrimonio de la Humanidad.

Manuel Almagro Chinchilla

2 comentarios:

  1. Sr. Almagro:

    Me imagino que a estas alturas ya habrá recibido alguna contestación a su carta del pasado 16 de febrero, unas a favor y otras en contra.
    Lo escuché en la radio y me alarmé, lo leí en el periódico y me desesperé.
    No se si tendrá conocimiento sobre el tema ni sus fundamentos culturales, porque a usted no lo conozco. Los míos la verdad son escasos, pero lo que si se es que a Úbeda le dieron el cacareado título de "Patrimonio de la Humanidad" tal y como está, con sus árboles y con sus "laureles". Por cierto, ese edificio, "Hospital de Santiago", y esa fachada se merecen ese "laurel" que ya en sí es otro monumento natural, pero monumento. Y no desperece, como usted dice, en nada a esa fachada que por su estilo es ya sobria. Yo como mucho lo achicaría quitándole "pies", pero arrancarlo, para mí, sería de pena.
    Y no digamos los árboles de la calle Baja del Salvador, una de las más bonitas de Úbeda. He escuchado comentarios de amigos que vienen a visitar la ciudad y todos se quedan sobrecogidos por ese pequeño paseo que va desde el Salvador al Balcón de miradores, y sobre todos en verano. Y no somos tan "catetos", como quiere insinuar en su carta, los que opinamos de esta manera totalmente diferente a la suya.
    En una tertulia con un grupo de amigos opinábamos que en Úbeda hay muchas cosas que hacer, que arreglar y que terminar, "muchas". En la mayoría, mal llevadas por culpa de sus políticos, casi todos nefastos para la ciudad, los de un signo y los de otro. Hay mucho trabajo y solo faltaba que empezaran a cargarse los rincones entrañables que le dan vida, chispa y elegancia al mismo tiempo.
    Vamos a trabajar en lo que está mal, que es mucho, y no a cargarnos lo que está ya "casi bien". En Úbeda se ha hecho ya mucho daño a rincones con la intención de mejorarlos, y ahora ya no tienen arreglo.

    Atentamente, una ciudadana preocupada.

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  2. No se alarme, Patricia, no ocurrirá nada, los árboles seguirán ahí. No hará nadie nada por mejorar Úbeda, por desgracia, como viene ocurriendo desde que se finalizó el último monumento, hace algunos cientos de años.

    Tampoco he recibido ningún comentario sobre mi "carta", que usted dice, salvo el suyo. Y no creo que reciba alguno más, por la misma razón que antes le decía: "aquí nadie hace nada". Lo que sí puede suceder es que digan, pero quien dice algo lo hace delante de la barra de un bar tomando unas cañas con los amigos, son esos momentos en los que "arreglamos el mundo" y tenemos una solución infalible para todos los problemas, pero cuando nos vamos todo seguirá igual, hasta el día soguiente que le pegaremos otro "empujón" a la obra. No tema nada, Patricia, viva tranquila. En cualquier caso sería un problema para mí recibir muchos comentarios, ya que no puedo distraer mucho tiempo en responder a todo el mundo y tendría que hacerlo de uma manera genérica sin entrenefme mucho, como estoy haciendo con usted.
    También se pregunta pormis conocimientos culturales, porque no me conoce. Bien, yo tampoco la conozco, pero no crea que porque conozcamos a una persona vamos a tener seguridad de lo que esconde su bagaje cultural, porque primero habría que definir qué es la Cultura. Yo tuve un viejo profesor que hacía una definición muy "sui genéris" de ésta, afirmaba que "cultura son los posos que quedan después de haber olvidado lo que uno ha estudiado". Cultura es todo: el amplio campo del arte, las ciencias y las letras. Leemos, estudiamos, vemos y conocemos mucho, pero sólo retemos una parte. Así es que mis conocimientos culturales habrá que deducirlos de mis manifestaciones escritas. Y hablando del tema concreto que nos ocupa, le puedo decir que pertenezco a Ecologistas en Acción y soy representante de este Movimiento en la Junta Rectora del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.

    En el artículo que escribí en el periódico y leí en la radio, hacía una defensa de lo que es la Ecología Urbana, un nedio ambiente en el que también está el ser humano presente y debe estar integrado en ella con su cultura (Arte e Historia). Los monumentos de nuestro Patrimonio fueron diseñados para ser contemplados en toda su magnitud y esplendor. Los aiquitectos, Andrén de vandelvira o Diego de Siloé, por poner dos ejemplos sobresalientes, no diseñaron sus obras para que fuesen ocultadas con unos arboles inadecuados. En mi artículo trato de hacer un razonamiento en el sentido de que no hay ninguna justificación científica, ni histórica, ni artística, ni ecológica, para mantener esos árboles donde están. No quiero incidir em los perjuicios que les ocasionan a los monumentos porque ya han quedado expuetos en el mencionado artículo, sólo hay que repasarlo. Otra cosa es que a usted y a mucha gente, no sé, le gusten, en cuyo caso "sobre gustos no hay nada escrito". A mí, en cambio, me parece de muy mal gusto y un contrasentido, además de una manera muy rara de interpretar las materias antes expuestas.
    No he dicho que los de úbeda son "catetos"; yo también lo soy, cateto no, ubetense, aunque he estado muchos años fuera, quizás por eso no nos conozcamos ya aquí nos conocemos todos.

    Un cordial saludo

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