Misa en El Salvador de Úbeda


 
                         Misa en El Salvador (escrito 11/11/2011)

La declaración de Úbeda como Patrimonio de la Humanidad y el interés turístico despertado por ello ha propiciado la creación y consolidación de infraestructuras y servicios adecuados, factores fundamentales, para recibir una riada de visitantes que no hará sino crecer día tras día. La imagen de turistas arremolinados en torno a un guía, recorriendo plazas y callejas de la amplia zona monumental, forma parte ya de la normalidad en la geografía urbana ubetense.

Como fácilmente puede comprobarse, gran parte de los monumentos que despiertan el mayor interés entre los visitantes son los que están vinculados con la religión, iglesias sobre todo, no en vano son los más suntuosos. De este modo, mecenas y arquitectos que los levantaron, quisieron rendir homenaje y dedicar lo mejor de sus vidas y haciendas en levantar la Casa del Señor.        

Desconozco, y tampoco me interesa mucho saberlo, si el grupo de turno, que recibe las oportunas y más que meticulosas explicaciones de su guía ante la fachada de una cualquiera  de nuestras iglesias, capta la espiritualidad con que fue construida y que mana sin cesar de su interior. 

El caso adquiere carácter de excepcionalidad cuando hablamos de la Sacra Capilla de El Salvador, el más universal y emblemático de nuestros monumentos, mandado a construir por D. Francisco de los Cobos, aquel preclaro ubetense que fue secretario de Carlos I (Sí, Carlos I de España) emperador del Mundo, que gozaba y ejercía de gran influencia sobre el soberano y que tras bambalinas manejaba la política y la hacienda del Estado. Actualmente el templo es propiedad de la casa ducal de Medinaceli

De los Cobos hizo El Salvador a la medida de su alma y de su bolsillo, ambos grandiosos: “por sus obras los conoceréis”.  Asistir a Misa en El Salvador es un baño en la gracia de Dios, es una invitación a participar en la Transfiguración que aparece en el altar mayor. Es todo un privilegio que no lo tuvo ni el mismísimo De los Cobos ya que la muerte le sorprendió doce años antes de la finalización del templo. Asistir a Misa en el Salvador es una integración en la suntuosidad del templo,  una sublimación para el espíritu y un deleite para los sentidos, a pesar de contar con los bancos más cutres e incómodos de todo el orbe eclesiástico ubetense.

 

Manuel Almagro Chinchilla

                      

No hay comentarios:

Publicar un comentario