Precisiones sobre topos ...y otras


                                                                    
Artículo publicado en la web "AASAFAUBEDA" de los Antiguos Alumnos de Magisterio de la SAFA de Úbeda, el 30 - 01 - 2012


  Precisiones sobre topos… y otras
Me gustaría con este escrito habilitar de nuevo el Rincón del Café. Me encanta el aroma y me fascinaron sus tertulias, y no tengo la menor inquietud de ir al “ más allá de… ellas”   

Un interesante artículo, todos los suyos son, de Blas Francisco Lara Pozuelo, “Los dogmatismos”, lo inicia refiriéndose metafóricamente a la existencia del topo:… que vivió siempre bajo tierra, nunca pudo contemplar el día, ni el claro cielo, ni la vegetación, ni el sol. Pero ese topo científico registraba las variaciones de temperatura. Así descubrió las estaciones que se iban alternando. Y se aventuró a formular las hipótesis más delirantes para explicar las estaciones.

Captado el sentido metafórico, no obstante, quisiera aportar algunas precisiones, sin ánimo de plantear ningún dogmatismo: Si el topo tuviera capacidad de formular hipótesis, hace tiempo que hubiera dejado de ir arañando por el subsuelo, ya hubiera ido a la Luna y estaría a punto de lanzarse a la conquista de Marte. Estamos donde estamos, -los hombres- precisamente, porque nos hemos arriesgado a “franquear el límite de lo inmediatamente dado, de lo propio de una disciplina”; porque hemos trabajado sobre hipótesis (“casi” siempre), que luego resultaron equivocadas (“casi” siempre) El ser humano ha progresado porque, entre el cúmulo de errores y fracasos cosechados, siempre ha habido algún excepcional acierto.

Delante de la inmensidad del universo, los hombres nos hayamos en una situación comparable a la de los topos; pero no hacemos lo que ellos, tenemos poder de decisión y no queremos seguir arañando la tierra, vamos plantear hipótesis y vamos a correr el riesgo de ir más allá de lo conocido, como siempre. Tenemos el irrefrenable afán de ir al “más allá de…”, como si tuviéramos proyección de infinito.

La ciencia no podrá demostrar la existencia ni la inexistencia de Dios pero es fundamental para avanzar, aunque no exclusivamente; para ello hace falta el impulso vital, el acto voluntario “exclusivamente humano” de la decisión.

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