Prolegómenos de Semana Santa


          La tradición más arraigada y popular en Úbeda es la Semana Sana. Tal es así que apenas acabamos con las hogueras de San Antón (aún Pascuas son) iniciamos la recta que nos llevará a la Semana de Pasión ubetense, cuyos prolegómenos se inician cada año con la novena de Jesús, felizmente terminada el pasado domingo con una solemne y fastuosa eucaristía en la monumental iglesia de Santa María de los Reales Alcázares. Es la llamada “”Fiesta de Jesús”. Con ella se retoma nuevamente esta celebración en el citado templo, tras veintiocho años de haber estado suspendida por las obras. Circunstancias que han hecho que esta nueva etapa se inicie con especial brillantez y, sobre todo, gracias al tesón y buen hacer de la actual junta directiva de la Cofradía, presidida por José Luis del Castillo Vico, algo que va a pesar mucho en su favor el próximo sábado 4 de febrero, fecha en la que elegirá a un nuevo equipo de gobierno.
 A la novena de Jesús le seguirán cada una de las celebraciones de las distintas cofradías, en forma de novenas, setenarios o triduos, conduciéndonos de este modo hasta las vísperas del Domingo de Ramos, en la primera semana de abril. Pronto empezarán los ensayos de las bandas de tambores y trompetas, para afinar sonidos y acompasar redobles. Los costaleros medirán distancias y sincronizarán esfuerzos, y el tufillo de la Semana Santa inundará el ambiente de la Capital de la Loma


No hay duda de que la Semana Santa es la conmemoración religiosa (quizá para muchos, convertida en Fiesta) más grandiosa y participativa de cuantas tienen lugar en la Ciudad de los Cerros. Que Úbeda es Ciudad de Semana Santa, nadie lo pone en duda; pero no es porque pueda tratarse de una denominación más o menos protocolaria o propagandística, sino por derecho propio; porque el pueblo, ubetense o no, cada año lo corrobora fehacientemente.
Y digo esto acordándome mucho de un gran hombre sin el cual la Semana Santa no sería exactamente así. Me refiero a un gran escultor enamorado de Úbeda y que siempre consideró a los ubetenses paisanos suyos: Francisco Palma Burgos. Es difícil de entender que a nuestro “paisano” escultor, una vez establecido en Italia tras su estancia en Úbeda, no le encandilaran el éxito cosechado allí, alcanzando, entre otros galardones, “diez medallas de oro”.  Motivos y estímulos no le faltaron para continuar con su brillante labor artística en la cuna del Renacimiento, incluso para haber finalizado dando con sus huesos en plena madurez creativa en la patria de Miguel Ángel.  Todo lo contrario, siempre vivió con el recuerdo y una enorme nostalgia de Úbeda, “…mi novia, recorrer sus callejas de vieja cal y buena forja, de llorar a mis amigos que se fueron…” y recordaba insistentemente a sus más allegados que quería morir en su amada Úbeda.


El pasado día 31 de diciembre se conmemoró el aniversario de la muerte en Úbeda de Francisco Palma Burgos, a pocas horas de haber llegado en estado de coma desde su Málaga natal. Ese era su deseo, así se cumplió y en Úbeda descansan sus restos.
Aún tiene Úbeda una gran deuda con Palma Burgos, ya que nunca se tuvo la deferencia de haberle nombrado Hijo Adoptivo, al menos para corresponder a la fraternidad con que él siempre trató a los ubetenses.

In memoriam: FRANCISCO PALMA BURGOS, ESCULTOR UBETENSE NACIDO EN MÁLAGA. Del dicho hay que pasar al hecho.
Manuel Almagro Chinchilla

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